La clave para eliminacion del rival

Para Barcelona existen dos formas de recuperar la pelota. La pierde y defiende desplazándose hacia adelante donde el cuero está. Esa es la presión alta o la recuperación pospérdida. Aquello posibilita que el balón no lo tenga el rival.

La segunda herramienta táctica es cuando le quita la pelota al adversario y contraataca. El rival está ancho porque está jugando a la ofensiva. Lo contrario a presionar pospérdida es replegarse, ceder tiempo de posesión al oponente, tratar de recuperar cerca del área propia, reducir el espacio retrocediendo; eso es lo opuesto de la presión alta.

Los dos argumentos de Guillermo Almada son razonables. Gana cuando encara en ataque combinado con seis jugadores a diferentes alturas y pasillos, y también cuando hace fútbol directo especulando con tres.

Los grandes extremos de este cuadro tienen un perfil común: reconocer el claro libre y saber jugar por dentro.

Reducción de espacios: No se puede marcar a distancia sin control defensivo. Se reducen los espacios en contra del equipo, cuando los jugadores no amplían y todos descienden a pedirla a domicilio.

Ataque posicional: Hay que provocar el error en el adversario y lograr el acierto propio. Si cada jugador mejora un error, no se pierde. Se trata de crear la cultura de la precisión. Las desmarcaciones profundas están para encontrar los espacios entre líneas.

En la medida que el equipo logra poner la pelota detrás de los volantes y defensas adversarios, se crea peligro y tiempo para pensar. Los pases deben ser encadenados. Si se saltan líneas puede perderse la posesión.

Otro argumento básico es que la pelota pase entre dos o tres rivales, para romper el bloque, porque si no el juego se lateraliza teniendo de frente o bien perfilado al adversario y no de espaldas.

La clave de la creación es la eliminación de los rivales, es decir que hayan menos defendiendo porque se los anuló a través de una buena asistencia.