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Ciudadania a la carta

En nuestro país y en muchos otros del mundo, la ciudadanía es un privilegio que reciben sus habitantes por diversos motivos. Por tratarse de un privilegio, su obtención conlleva el cumplimiento de una serie de solemnidades y procesos.

La ciudadanía trae consigo derechos y obligaciones para con el país que la otorga. Por lo tanto, es la ley de cada país la que entrega el marco jurídico para desenvolverse. No es posible que en el nuestro escuchemos que la ciudadanía se la ofrece a la carta dependiendo del comensal de turno.

Hay varios ejemplos escandalosos en los que la entrega de la ciudadanía ecuatoriana se ha dado con una ligereza asombrosa. Entre estos figuran deportistas que por el interés coyuntural de un equipo, se las gestionan y las obtienen en un abrir y cerrar de ojos, sin que sus receptores hayan tenido siquiera el tiempo de aprender el Himno Nacional y menos aún, detalles importantes de la historia de nuestro país.

Otro de los casos más sonados es el del asilado político en la embajada del Ecuador en Londres, que con descaro total y sin ninguna consideración, ha demandado al Estado ecuatoriano, que en su momento lo acogió sin tapujos, para vergüenza y asombro del mundo entero.

Soy orgullosa de ser ecuatoriana y como tal resulta bochornoso e inaceptable que las autoridades gubernamentales entreguen tan preciado privilegio a cualquiera, con el simple propósito de satisfacer necesidades puntuales del momento.

El asilado en lugar de estar agradecido y honrado de haber recibido nuestra nacionalidad, despotrica a los cuatro vientos, porque no lo dejan convertir nuestra embajada en casa de juegos y arbitrariedades. ¡Qué rabos de paja tendrán o qué cuentos les sabrá para que las autoridades hayan permitido que esto llegue tan lejos! Deben reaccionar de inmediato y contundentemente ante tanto atropello y de una vez por todas, terminar con esta novela de poca monta, que no merece más que una conclusión inmediata de la protección, lanzándolo a enfrentar la justicia por sus propios medios, sin padrinazgo alguno.