Una cita de dos Cristos

Una cita de dos Cristos

No era el rumbo habitual, pero pronto lo será. Tampoco llegaron las cercas de 500 mil almas que cada Viernes Santos se citan en el suburbio guayaquileño para plasmar la procesión más grande del país, la del Cristo del Consuelo.

No era el rumbo habitual, pero pronto lo será. Tampoco llegaron las cercas de 500 mil almas que cada Viernes Santos se citan en el suburbio guayaquileño para plasmar la procesión más grande del país, la del Cristo del Consuelo.

Ayer, en lugar de las 20 cuadras que suelen coparse, apenas cubrió 200 metros. Lo que sí se mantuvo igual fue el fervor que los feligreses que acudieron a esta cita demostraron durante las casi tres horas que duró la peregrinación.

A las 07:20 la imagen acordonada por unos cincuenta voluntarios partió del santuario de la esquina noreste de Lizardo García y calle A. Varias filas de uniformados de la Policía Nacional marcaban el paso en el tránsito que llevaba la imagen en su clásica carroza, mientras la banda de música de la academia naval Altamar entonaba conocidas canciones religiosas.

No era un procesión de las habituales. Tampoco siguió el rumbo que durante casi 56 años había cumplido hasta la iglesia Espíritu Santo.

En su nuevo recorrido la procesión tomó por la calle A y se incrustó en Cisne II a eso de las 08:10. A su paso, hubo quienes salieron a las ventanas y balcones. No faltaron los sorprendidos, que desconocían que el sábado 17 estaba destinado para que el Cristo del Consuelo se bajase de la cruz para ir al encuentro con el gigante del Cisne, ese imponente monumento que desde los 36 metros de altura mira a Guayaquil.

Pero también se cuentan a los que lo esperaban. Como en el caso de Jéssica Solórzano, una de los 40 empleados del almacén de TIA, ubicado en la esquina de Guerrero Valenzuela, que había reunido dinero para comprar un ramo de flores y dedicarle un altar a la imagen.

A paso lento la imagen recorrió la calle A. Pronto atravesó el puente que une dos sectores densamente poblados del suburbio guayaquileño: el barrio del Cristo del Consuelo y Cisne II. En ambos lados la peregrinación fue sumando caminantes. Así hasta cumplir las 31 cuadras que cubre la nueva ruta.

Su destino final era la explanada conocida como La Pista. Ahí se había colocado una plataforma con pantallas gigantes que transmitieron en vivo lo que sucedía en el histórico encuentro de las dos imágenes.

El Cristo del Consuelo, trasladado por cientos de sus feligreses, ingresó hasta esta explanada a eso de las 09:10.

A esa hora lo esperaban ya el alcalde Jaime Nebot, el arzobispo de Guayaquil, Luis Gerardo Cabrera, así como el arzobispo emérito Antonio Arregui, al igual que Ángel Javier Villamizar, el padre a cargo de la parroquia Cristo del Consuelo.

Pues además del histórico primer encuentro entre los dos íconos religiosos, tenía que cumplirse la entrega oficial de la monumental obra por parte del Municipio a la Arquidiócesis de Guayaquil.

“Desde ahora y para siempre”, dijo el padre Villamizar, esta será la nueva ruta que seguirá por la imagen de Cristo del Consuelo cada Viernes Santo.

Desde ahora y para siempre

La jornada no solo fue de inauguración de la monumental réplica, sino también para abrir el rumbo que deberá cubrir cada Viernes Santo la clásica imagen católica.

“Desde ahora y para siempre, esta será la ruta que cubrirá el Cristo”, dijo el padre Javier Villamizar, cuando le tocó ofrecer sus palabras en el acto oficial en el que monseñor Luis Gerardo Cabrera, arzobispo de Guayaquil, agradeció al alcalde Jaime Nebot.

“Porque las necesidades del pueblo no son solo materiales, también son espirituales”, dijo el alcalde, quien destacó que el nuevo monumento se convierte en una nueva alternativa turística para la ciudad, que llega con la regeneración urbana de este popular sector.