Los cierres de calles suman complicaciones al transito
La rotura de dos tuberías de agua agudizó la situación en las calles de la ciudad. Hubo malestar entre los conductores. Los buses alteraron su recorrido.
Si para los guayaquileños, circular a diario por la ciudad es, en horas pico, un dolor de cabeza; ayer, en determinadas zonas, fue -según lo describieron- todo un martirio.
Cierres de calles, las secuelas de un incendio y hasta la fuga de agua en una tubería, obligaron a los conductores a buscar nuevas salidas y a desplazarse a paso lento; pese a que la mayoría se dirigía a sus trabajos.
En el kilómetro 6,5 de la vía a Daule, cerca del Club Nacional de Guayaquil, sentido hacia la avenida del Bombero, por ejemplo, desde las 06:00, según lo reportaron los ciudadanos, no solo que el tránsito se complicó, sino que hasta los motociclistas corrieron con el riesgo de caerse sobre la calzada. La rotura de una tubería repletó la calle de agua. Y, como consecuencia, hubo congestionamiento vehicular e incluso las motos, por temor a perder el equilibrio, se treparon al parterre central para desplazarse.
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Aaron Céspedes, quien trabaja en Urdesa y utiliza esta ruta a diario, vio con asombro lo ocurrido. “Es la primera vez que veo tanta agua saliendo a borbotones. Son ya las 13:00 y el problema no se soluciona, cuanto líquido se ha desperdiciado. Es ilógico, cubre por completo la calle...”, lamentó, mientras se orillaba lentamente a la vereda para no lanzarle agua a los peatones que se encontraban cerca.
Hubo quienes no corrieron con esa suerte. Ernesto Soria y María Teresa Pincay, ambos trabajadores de las compañías que se encuentran en la zona, quedaron empapados de pies a cabeza luego de que una camioneta pasara con tal fuerza que una especie de cortina de agua los cubrió.
Según explicó a este Diario Ilfn Florsheim, vocera de Interagua, la rotura de la tubería (que obligó a suspender el servicio hasta las 15:00, para ejecutar la reparación) se dio “posiblemente por el peso que soporta de los vehículos”.
Para el conductor Plácido Santiesteban, quien utiliza también esta avenida para ir y venir de su trabajo, es necesario que se ponga más atención a este tema. “Sería bueno que analicen cuál es el estado real del acueducto. ¿Se imaginan qué pasaría si realmente la tubería está obsoleta? Vendrían más daños, más fugas. Y con ello, más congestionamientos. Más caos”, advirtió.
En otro punto de Guayaquil, en la calle Tungurahua, desde las avenidas 9 de Octubre hasta Hurtado, hubo complicaciones similares. Interagua cerró las vías para continuar la reparación de la tubería de 1.050 milímetros que estaba rota y está situada bajo el pavimento; y cuyas calles, como publicó EXPRESO en una edición anterior, se encontraban encharcadas desde hace un mes, asimismo por una fuga.
Por las labores, al menos 22 líneas de buses que transitan por el área, debieron alterar sus recorridos. La ruta alterna consistió en tomar la calle Padre Solano, luego Tulcán y Los Ríos, para luego distribuirse entre las calles Aguirre y Clemente Ballén para retomar Tungurahua.
“El recorrido es más largo y se lo ha sentido en el tráfico. Esta vez no demoré 20 minutos en llegar a la oficina, como generalmente lo hago. Demoré 40 (minutos). Fue cansado”, manifestó la pasajera Vanessa Albán.
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Quienes circulaban con dirección a la bahía se encontraron con el cierre de varias calles, debido al peritaje que se realizó en el edificio que el sábado último se incendió en las calles Capitán Nájera y Chimborazo. Las cintas que prohíben el paso se colocaron en el cuadrante conformado por las calles Febres Cordero, Chimborazo, Coronel y Capitán Nájera.
Los vehículos que venían del sur fueron desviados por Gómez Rendón y Eloy Alfaro. Menos inconvenientes tuvieron los automotores que iban hacia el sur.
La circulación, que según reportó Daniel Rendón fue tan pesada que además de llegar tarde a su trabajo, lo obligó a dejar tarde también a su hija en la escuela; se normalizó luego de las 09:00. Solo se colocó la cinta preventiva en el edificio siniestrado, donde además se prohibió el ingreso al personal.
Walter Mora, coordinador municipal de Gestión de Riesgos, indicó que será necesario otro cierre durante la demolición de la tercera planta, donde ocurrió el incendio y funcionaba una bodega. Las calles serán Chimborazo y Capitán Nájera.
El departamento de Justicia y Vigilancia indicó que la edificación no contaba con los permisos para incluir una bodega.
El detalle
La vía. Ayer en la tarde debían culminar los trabajos en la avenida Tungurahua. Hasta el cierre de esta edición, Interagua trabajaba en la recuperación del sistema.
Voces
Luis Tumbaco, trabajador de la compañía Unicol
Me llamó la impresión ver tal cantidad de agua ens calles. Hubo desperdicio y desabastecimiento del servicio en el entorno; así como atascos, quejas y mucho ruido generado por los conductores.
Walter Mora, coordinador de Gestión de Riesgos
El cierre de las calles queda a criterio del Cuerpo de Bomberos. Será necesario impedir el paso, para evitar que ocurra algún accidente producto del material que se retirará en la demolición.
Control
Identifican 350 bodegas clandestinas
El edificio en donde se registró el incendio, no contaba con los permisos para operar como bodega, por lo que fue clausurado por el departamento de Justicia y Vigilancia.
Los sellos de clausura también se colocaron en varios inmuebles que funcionaban de manera clandestina como bodegas.
Luis Ávila, jefe de Justicia y Vigilancia, indicó que en lo que va del año han clausurado cerca de 350 bodegas clandestinas que funcionaban en el cuadrante Malecón Simón Bolívar, Vicente de Piedrahíta, Rumichaca y Gómez Rendón. “Incluso se colocan tenderos de ropa para esconder el espacio”, comentó el funcionario.