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El cielo abierto es el nuevo techo del arte guayaquileno

La propuesta cultural se diversifica. La tendencia es reunir varias corrientes en un solo lugar y al aire libre.

El cielo abierto es el nuevo techo del arte guayaquileño

Tal como se ve en los filmes de los años cincuenta y los autocinemas, el cielo estrellado de Guayaquil fue el mejor ‘techo’ para que cerca de 300 personas pudieron encontrar distracción. En esta ocasión no fue la tradicional sala, aunque tuvo todos sus elementos, pero de una forma más natural.

La feria GAM (Gastronomía, Arte y Música) se llevó a cabo por primera vez el pasado sábado en el campo de golf Driving Range de la vía a Samborondón, siguiendo la misma línea de eventos que optan por salir de los recintos tradicionales al estilo del Funka Fest o Rock del Lago.

El concepto de este festival de artes fue agrupar tres vertientes para que se desenvuelva en forma encadenada para el deleite del público.

Carlos Puga, su organizador, explicó lo que querían concretar en esta primera edición . “Lo que queríamos hacer era abrir una nueva propuesta. Lastimosamente nuestra ciudad se queda corta con relación a otras ciudades. Quisimos innovar en un formato de evento que está comenzando a gustar. El ecuatoriano se está arriesgando a asistir”.

La cita fue a las 19:00. Uno a uno los presentes tomaron su almohadón y buscaban el lugar del césped que más les apetecía. Cada uno pagó $ 25 por su ingreso, en un sitio donde no cabía la idea de aire acondicionado por lo fresca que estuvo la noche.

La propuesta principal fue la proyección de la película francesa de cine-arte Holy Motors, pero además dos bandas, Vero Monsh (de jazz) y Cactus Gamarra (rock alternativo), pusieron el toque musical. Sin embargo, la oscuridad de la noche los opacó. Hubo poca iluminación para los músicos quienes, bajo las sombras entonaron sus canciones que, gracias al buen sonido, llegaron a todos los presentes, sin que se sienta la falta del audio envolvente.

El público estuvo mayoritariamente conformado por jóvenes, y entre parejas o amigos se encontraban con otros conocidos.

Claudia Chebasco deseaba acudir a una propuesta de este tipo. “Suelo ir a muchas salas convencionales y esto me parece innovador. Ya quería que ocurra algo similar acá. También lo han hecho en buena época del año”.

La parte gastronómica resultó una forma de promover la microempresas. Es el caso de Alexis González, un venezolano radicado en Ecuador desde hace algo más de un año y que tiene un negocio de arepas llamado Tiki. “Ya hemos estado en el Mercadito y otras ferias. La inversión que uno hace en estos espacios, además de ganar algo, es mostrar la marca y más en este target alto”, explicó.

Este festival tiene pensadas dos ediciones más para septiembre y octubre, alineándose con la propuesta de otras ideas de distracción como los sunsets, tardeadas de música y mercaditos.

Los pioneros

Funka fest

Este año se llevará a cabo la segunda edición en el mes de septiembre.

Su principal atractivo son los conciertos continuos, pero en los días que está abierto también hay propuestas teatrales, visuales y gastronómicas.

El patio del Sánchez

Este es un concepto de festival musical más relajado, pensado para el público adolescente. Se trata de acoplar la idea de diversión de este tipo de público, que prefiere reunirse con sus amigos en los jardines de su casa para una fiesta. Arturo Zoller, director de comunicación del Teatro Sánchez Aguilar, explicó que hacer algo al aire libre trae consigo un mayor esfuerzo laboral y económico. También confirmó que el próximo evento similar será el 26 de agosto.