Chuchaqui poselectoral

Después de la celebración al término del proceso electoral el candidato ganador podría sufrir el comúnmente llamado chuchaqui, en este caso, poselectoral. No más fiesta y jolgorio, le toca abrir los ojos y despertar ante la cruda realidad de un país al que lo adornan diferente tipos de problemas y complicaciones. La tarea no será fácil. Encontrará un Ecuador claramente dividido, donde algo menos de la mitad votó por un cambio de dirección, mientras que la otra buscó únicamente el cambio de personaje político, sin sentir como imprescindible la necesidad de una transformación profunda en la manera de administrar el país. Tendrá una oposición vigilante de todo lo que haga el nuevo gobierno para, al mínimo desliz caerle encima, sin reparo alguno.

Es indudable que la fuerza de convocatoria del gobierno entrante no será igual que la del gobierno saliente; no hablamos de la misma personalidad y ni de cerca de la fortaleza que el anterior ostentaba. Tiene mayoría en el poder Legislativo, sin embargo, esto no es garantía; sabemos que esta no necesariamente perdura, por varias razones, como los camisetazos, los expulsados, los que se independizan y otras más que llevan a debilitar los bloques de uno y otro lado, provocando las llamadas mayorías móviles o por conveniencia.

Lo recibirán las manos extendidas de los votantes que esperan el cumplimiento de las promesas de campaña, que demandarán ingentes recursos económicos que, en una economía como la ecuatoriana, son particularmente escasos.

Tendrá que aplicarse mucho en recuperar la imagen de transparencia y credibilidad para demostrar que a pesar de representar la misma tienda política, no comulga con la falta de control y los atracos cometidos. No deberá temblarle la mano cuando tenga que aplicar todo el rigor de la ley sobre los responsables en hechos de corrupción, llámense como se llamen, sin importar el cargo que ostentaron u ostentan. Ahora debe trabajar comprometido con las buenas costumbres y con paso firme, para arrancar el gran proceso de reparación nacional de nuestro querido Ecuador.