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La casa de Bernarda Alba y la opresion a la mujer

La obra insigne de Federico García Lorca se presenta este sábado y domingo en la sala Experimental del Teatro Centro de Arte.

Marina Salvarezza (centro) ha llevado varias veces el clásico de Federico García Lorca a las tablas.

El español Federico García Lorca, uno de los grandes autores del siglo XX, escribió La casa de Bernarda Alba el mismo año de su fusilamiento (1936). Es una de sus obras insignes, que fue llevada al teatro en muchos países del mundo.

Ecuador no es la excepción. La actriz y directora Marina Salvarezza es la que más veces ha llevado a los escenarios del país una historia de mujeres que está más vigente que nunca en los tiempos actuales, cuando se habla de empoderamiento.

“Este año me animé a montarla de nuevo por dos razones. La primera por los 120 años de Federico y la segunda porque hace tres décadas, cuando se creó el Teatro Centro de Arte, la presentamos y lo haremos de nuevo este 27 y 28 de octubre en la Sala Experimental”, detalla la artista de origen italiano, que posteriormente la repitió en 1996, 2003 y 2012.

Como dato curioso, Marina (Poncia), Martha Ontaneda (Bernarda) y Prisca Bustamante (la criada) son las únicas actrices que se mantienen del elenco original que por primera vez llevó estos personajes a escena en 1986, en la desaparecida sala teatral situada en el primer piso del centro comercial Albán Borja.

“Fueron tres meses, de julio a septiembre, con llenos totales. Recuerdo que el espacio era para 80 personas, el ingreso era por la puerta 2 y como anécdota te cuento que en alguna ocasión Gloria Estefan, que ofrecía un show con Miami Sound Machine en la explanada de ese lugar, me pidió prestado el baño. Quién diría (risas). Fue una época maravillosa”.

Retomando la conversación inicial, sostiene que toda la dramaturgia de García Lorca, también autor de Bodas de sangre y Yerma, pertenece a la humanidad en la misma línea de William Shakespeare.

“No puedo prescindir de considerar a ambos como verdaderos genios que le dieron a la palabra un valor íntimo y una construcción en sus textos, que gustan a cualquier persona que los lea. Son mágicos y eternos”.

En el caso puntual de La casa de Bernarda Alba, Marina está convencida de que mientras la escribió, Lorca estaba iluminado y no se imaginó la trascendencia que tendría al retratar a la perfección a la mujer en diversos perfiles y fases que hoy resultan atemporales cuando uno observa a los personajes del drama.

“Es un mensaje claro contra la opresión y la violencia plasmadas en Bernarda, una figura autoritaria, dictatorial y castrante. Plantea metafóricamente temas como la libertad de ser y sentir la sexualidad a plenitud, y ante la impotencia de expresarla encuentra a la muerte como su única vía de escape”.

El elenco lo integran también Elena Gui (Angustias), Melissa López (Magdalena), Ivonne Morales (Amelia), Elizabeth Zambrano (Martirio), Nicole Serna (Adela), Sonia Cantos (María Josefa) y Nathaly Troya (mujer del pueblo), quienes representan las edades reales de la historia de Federico García Lorca.

CURIOSIDADES

* García Lorca leyó su obra por primera vez ante un grupo de amigos a principios de junio de 1936. Pocos días después abandonaba Madrid y se iba de vacaciones a su ciudad natal, Granada, desoyendo la invitación de su amiga Margarita Xirgu para embarcarse rumbo a México, donde la dramaturga también representaba su obra Yerma.

* La obra no se estrenó hasta 1945 en Buenos Aires, con el subtítulo Drama de las mujeres en los pueblos de España. El manuscrito se publicó en 1946 gracias a Margarita Xirgu, quien solo más tarde representó la obra, con ella como protagonista encarnando a Bernarda.

* Por razones políticas se estrenó en España recién en 1964.

* El argumento gira en torno a Bernarda Alba, quien tras haber enviudado por segunda vez a los 60 años, decide vivir los próximos ocho años en el más riguroso luto. En la obra destacan rasgos de la España profunda de principios del siglo XX, que vivía en una sociedad tradicional muy violenta en la que el papel que la mujer jugaba era secundario, mezclado con el fanatismo religioso y el miedo a descubrir la intimidad.