Entre el carnaval y la ceniza

El contraste de otras épocas entre el carnaval y la ceniza ha dejado de existir. Vacación-trabajo asumen asépticamente la diferencia de lo que fueron extremos de la condición humana en la cultura occidental. La ceniza, que venía inmediatamente al desafuero de esos días, imponía la visión de la vida de larga duración: ¿de qué sirve ganar el mundo si al fin se pierde el alma? El carnaval era el reino de lo inmediato; la ceniza, el triunfo de la perspectiva.

Uno de los historiadores clásicos europeos, Johan Huizinga, en su célebre libro El otoño de la Edad Media, retomaba el tono de la vida en dos últimas décadas de la Edad Media, los siglos XIV y XV. Este era de “amarga melancolía”, dentro del espíritu del “Contemptus mundi”, “el desprecio del mundo”, formulado por Severino Boecio, el cardenal Lotario de Segni, que sería después el papa Inocencio III, hasta llegar al célebre texto de Tomás de Kempis, La imitación de Cristo. Giorgio Agamben ha dedicado un libro a pensar la acedia -tristeza relacionada con el “contemptus mundi”, uno de los siete pecados capitales desde San Gregorio y que aparece en los frescos del Giotto en Padua, la tela redonda del museo del Prado o en los grabados de Brueghel y en la Melancolía de Alberto Durero.

¿Cómo hablar de la ceniza y del carnaval hoy, diferentes pero unidos en su dialéctica contradictoria? El problema es la falta de espiritualidad. La imposición de la ceniza no es un ritual más que hay que cumplir, sin disminuir por supuesto la necesidad de los rituales. ¿Surge acaso en estos tiempos de ansiedad, donde siempre está todo por hacer o por lo menos eso creemos, una oración que sea nuestra, como la del poeta Eliot en un Miércoles de Ceniza: “No nos consientas que nos burlemos nosotros mismos/ con falsedades./ Enséñanos a que nos importe y a que no nos importe/ enséñanos a estar sentados quietos/ incluso entre estas rocas,/ nuestra paz en su Voluntad/ e incluso en estas rocas/ hermana, madre/ y espíritu del río, espíritu del mar/ no me consientas quedar separado./ Y llegue hasta Ti mi clamor.”?