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Carmen: amor y pasion

Carmen se mantiene como una de las óperas más queridas y frecuentemente presentadas del repertorio. Entre 1883 y 2015 Carmen fue representada 1.000 veces en el Metropolitano de Nueva York. Solo Bohème y Aída la superan. Su éxito radica en que es una obra atemporal, habla de las pasiones humanas, y está hoy tan a la orden como lo estaba el día de su estreno.

Friedrich Nietzsche opinó: “...Carmen es sobre el amor. Amor traducido de vuelta a la Naturaleza. ¡No del amor por una ‘virgen más elevada!... Pero amor como el destino, una fatalidad, cínica, inocente y cruel. Y precisamente en esa forma: ¡La Naturaleza! Ese amor que es realmente una guerra en su contenido, y en el fondo, ¡el mortal odio de los sexos! No conozco de ningún caso en donde la trágica ironía que constituye la esencia del amor se exprese con tanta severidad o en una fórmula tan terrible, como en el último grito de Don José, con el que concluye la obra: “¡Si la he matado! -¡Mi adorada Carmen!... Esa concepción del amor (la única válida para un filósofo) es rara...”. Carmen trata de dos personas muy diferentes y de su mutua destrucción:. Carmen personifica la tentación y una sexualidad primitiva y destructiva. Ella es la caracterización de Eva y de la serpiente al mismo tiempo. Son tan fuertes sus ideales que ella misma elige la muerte antes que una vida de sometimiento y resignación con un hombre al que no ama. Conoce su destino y lo afronta con valentía. Por todo ello, Carmen se ha convertido en símbolo de modernidad. Una mujer adelantada a su tiempo que aún hoy sigue cautivando los corazones de todos los que se acercan a su historia.

Don José es el inocente e ingenuo soldado destruido por su propia sexualidad, encendida y desatada por Carmen, y convertido en un lunático asesino. Sin embargo no hubiera sido posible esta transformación si esta faceta no hubiera existido en el interior de Don José desde el principio. Don José es Adán, pero también es cada hombre, un símbolo universal del peligro de la sexualidad masculina.

Carmen es vista como la gran anticipación de la escuela italiana del “verismo”.