La otra cara

El mundo occidental se acostumbró a escuchar y a compadecerse de los reclamos plañideros de los “pobres palestinos” que eran injustamente maltratados, ya que en ciertos puestos de control los desnudaban antes de permitirles el ingreso a tierras israelitas y los atacaban, sea por vía aérea o terrestre, matando a “gente inocente”, desconociendo la construcción de túneles palestinos para penetrar en territorio judío, y minimizando la gran cantidad de atentados suicidas y el nutrido envío de proyectiles hacia Israel.

En determinados niveles existen sentimientos de antisemitismo y pienso que en el fondo esto se debe a la gran potencialidad geográfica y cerebral del pueblo judío, que habitando en un territorio más pequeño que la provincia del Guayas, ha brillado frente al mundo.

Muy pocos se han interiorizado en hechos de carácter histórico y al parecer no han entendido ni han querido aceptar la existencia de los fanáticos árabes y palestinos como Hizbulah, Hamás, Fatá y la Brigada de los mártires de Al Aqsa, así como la existencia de judíos ortodoxos extremos, contumaces agitadores que ayudan a mantener un belicismo fratricida.

El panorama ha cambiado completamente, pues en los momentos actuales, Occidente está sufriendo los embates de un fanatismo de los convencidos de que un buen árabe es un árabe muerto, por lo magnificente de una inmolación en honor a su dios Alá, que los lleva a un cielo donde encontrarán unas cuantas decenas de vestales a su disposición.

El terror ya no se encuentra circunscrito en el Oriente Medio, sino que se desplaza con cierta intensidad hacia el resto del mundo, pudiendo afirmarse que en los momentos actuales no existe un país absolutamente seguro, hecho comprobado por los atentados en Nueva York, España, Bélgica, Francia y Alemania, que obligan a todos los países a fortalecer sus controles.

Los incrédulos están preocupados por la yihad islámica, el ISIS y el EI, que dan actualidad a un grafiti argentino de la época de Videla que señalaba: “Dicen que algo pasa, yo no sé qué pasa, algo está pasando, ¿qué me está pasando?”.

Y sigo andando...

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