Candidatos a legisladores

Terminó el tiempo para inscribir candidaturas a la Asamblea Nacional. En las redes sociales causa sorpresa que famosos de la farándula, radio y TV integren casi todas las listas. Nada les impide ir al Congreso Nacional. No cabe hacer sorna o burla de ninguno ni de sus aptitudes. Tienen pleno derecho constitucional y como ciudadanos.

El más destacado y famoso actor cómico del Ecuador, el señor David Reinoso, ha hablado con propiedad y buen criterio sobre el tema. Y la carismática y hermosa señora Carolina Jaume se ha excusado de tal propuesta aludiendo “no estar preparada para legislar”.

Todos quisiéramos integrar como jugadores la selección de fútbol al Mundial en Rusia. O participar en una cirugía de corazón abierto. O en un parto. O en decenas de eventos para los que no estamos preparados. El sentido ético y la competencia no nos habilitan. Y por supuesto, las leyes antiguas no lo permiten. El error (horror) fue de los que redactaron la Constitución número 21 de Ecuador, que los faculta. Pura demagogia. Hacen revolución cambiando etiquetas y concentrando el poder con los “idiotas utilizables, los lacayos del comunismo”. (Lenin)

Legislar desde el Ejecutivo evidencia el colapso que vive el país. Los alzamanos, borregos o como se les ocurra denominar a los “yes-man” (sí-señor), igual que los camisetazos, han existido en todos los gobiernos y han lucrado (peculado). Muchos ahora son billonarios. Y son parte de la élite social. Hasta con pedigrí.

Cambiarle la denominación al Congreso Nacional y eliminar a una de las Cámaras no es revolución.

No existe liderazgo político. Ecuador vive un caos jurídico. No hay “Estado de derecho”. Es un supuesto “Estado de legalidad” donde prevalecen los intereses de grupos. Las “leyes” son reivindicativas, a posteriori, discriminatorias y sin contenido ético. Vivimos una sociedad desmoralizada en la que no se respeta el derecho ajeno. La actuación legislativa se valora por la cantidad de leyes. No por su calidad. Mientras más leyes más corrupción.

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