Liza. Trump y Clinton en su debate, el lunes en Hempstead, Nueva York.

Candidatos que no convencen

Gran parte de los norteamericanos opina que, desde hace muchos años, los clásicos partidos Republicano y Demócrata no habían presentado candidatos que lleguen a convencer del todo al electorado.

Los candidatos. Comencemos con Donald Trump. Hombre de negocios, corredor de bienes raíces, constructor, dueño de casinos y propietario de la franquicia Miss Universo. Cuando Trump anunció que competiría para obtener la candidatura del Partido Republicano, casi nadie lo tomó en serio. Sus declaraciones, que rompían los esquemas utilizados por los políticos hasta ese momento, fueron motivo de gran publicidad, ocupando las páginas principales de los diarios.

Poco a poco fue ganando espacio y resultó que, al lanzarse contra el ‘establishment’, amenazar a los migrantes ilegales mexicanos, a más de atacar a Obama por su incapacidad al haber mantenido a Estados Unidos como la primera potencia mundial, logró ir derrotando a cada uno de los rivales que, como él, querían la candidatura republicana.

Su posición como postulante republicano. Consiguió lo que se propuso y, ya como candidato, en materia internacional empezó a criticar a China por considerarla responsable de los males que aquejan a su país. Así mismo, ofreció luchar contra el desempleo, la crisis económica y la delincuencia, sosteniendo que los mexicanos indocumentados, los árabes y los fanáticos musulmanes son los responsables de los problemas que está viviendo la nación.

La otra posición. En cuanto a Hillary Clinton, que es candidata de los demócratas, luego de lograr derrotar a Bernie Sanders, favorito de la juventud pues ofrecía universidad gratis, logró el apoyo de su marido el expresidente Bill Clinton, del presidente Obama, así como de artistas famosos de Hollywood que, junto a la prensa, ven en Donald Trump un rival muy peligroso, ya que las encuestas hablan de que ambos postulantes están muy cercanos.

Los republicanos cada vez se unen más a Trump y empiezan a sacar a la luz actos realizados por la señora Clinton para disminuir su figura. Recuerdan que ella, una distinguida abogada graduada en Yale, ejerció la profesión como Hillary Rodhman en Arkansas, aprovechándose de que su marido comenzó su carrera política como gobernador de ese estado y luego, por la presión de los votantes que no veían con simpatía que ella no use el apellido de su esposo, recién se hizo llamar Hillary Clinton.

El matrimonio no anduvo bien por las infidelidades de su marido que prácticamente ella no tomó en cuenta. Por eso se explica su actitud cuando siendo presidente Clinton no se inmutó ante el escándalo ‘Lewinsky’.

Recién iniciada su campaña electoral fue investigada por el FBI y la CIA por las acusaciones que se le hacían de cuando fue secretaria de Estado y, además, se le encaró su falta de criterio para resolver el problema surgido tras el asesinato del embajador de EE. UU. en Libia mientras desempeñaba ese alto cargo.

El sistema electoral estadounidense. Con todos estos antecedentes, los candidatos deben luchar para obtener la mayor cantidad de representantes en cada uno de los estados de su país, debido a que las elecciones estadounidenses tienen un sistema bastante raro para nosotros, porque bien puede perder un candidato que ha obtenido la mayoría de votos pero no ha logrado triunfar en los grandes estados que ponen la mayoría de los representantes. Ellos se reúnen después de los comicios para confirmar al ganador, según los representantes que han conseguido.

Por último, en el primer debate llevado a cabo por televisión hubo un intercambio de acusaciones sin que ninguno de los dos aspirantes proponga soluciones para los problemas que vive Estados Unidos. En conclusión, un mediocre enfrentamiento.