El campeon del pueblo

Los nunca de Barcelona: La defensa nunca deja de atacar el balón, con el riesgo que eso produce al no hacerlo. Nunca perder la pelota en salida, porque el equipo está abierto, descompensado. Los que van al rebote aplican marca y presión inmediata. Se coordina presión con achique. La pelota da orden, manejarla mejor, ganar en calidad de posesión da equilibrio.

El hombre libre es el grado máximo de superioridad posicional que existe en el fútbol y ese fue Matías Oyola, puntual cada vez que salió a los costados, controló primero y atacó después, de ritmo marcado. Su objetivo no solo fue perseguir al lanzador para que no tenga amplitud, sino también preocuparlo, no dejarlo pensar. Barcelona es un equipo paciente que juega con oficio amenazante. Domina y su dominio aumenta el tiempo de posesión de balón, desdobla por fuera y se estira poco en ofensiva. Con cinco pases seguidos encuentra una posibilidad de gol.

Damián Díaz hace desmarque largo, el adversario no puede achicar con acierto. Hay mucho talento en su interpretación. Una mezcla de mística y magia. No solo suelta la pelota, induce a la siguiente jugada. Es causa y resultado del título de campeón. Toca desde el arranque, le da el tiempo justo para que Álvez encuentre el cuero de frente. Marcos Caicedo con predisposición al esfuerzo. Asiste con la velocidad ideal para que su compañero no cambie el ritmo. Su gambeta es útil cuando el adversario espera, cuando se tiene que desequilibrar y no hay nadie que se ofrezca. Es el poder del extremo para hacer la zona ancha. Continuará...