
Camilo Romero: “Fuimos incapaces de construir paz y lesionamos al vecino”
Hay una recompensa de 230.000 dólares por alias Guacho. El disidente de las FARC es responsable del secuestro y asesinato de tres periodistas ecuatorianos.
Es la autoridad colombiana que ha demostrado más empatía con la situación que enfrenta Ecuador en su frontera. El gobernador de Nariño, Camilo Romero, detiene por unos minutos sus actividades de despacho para conversar con EXPRESO sobre los pendientes del vecino país en su lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado. Durante el diálogo confesó que la anhelada paz no llegó a su territorio. Además, repasa las alternativas que tiene Ecuador tras heredar un problema ajeno.
- ¿Cuál es la relación histórica entre Ecuador y Nariño (la zona fronteriza de Colombia)?
- Somos pueblos hermanos. Le recuerdo que tras el terremoto del 16 de abril de 2016, en Ecuador, desatamos una campaña de solidaridad muy fuerte en Nariño. Se llamó “Nariño de corazón con el Ecuador”. Logramos recolectar 110 toneladas de apoyo para Esmeraldas. Fue una cantidad mayor que la entregada por el resto de Colombia. Hay una sensibilidad y cercanía muy fuerte entre los dos pueblos. Nosotros, cuando ocurre un hecho como el reciente, entendemos porque conocemos la realidad de un país como el suyo que es absolutamente pacífico. Para Colombia es un hecho más en una guerra horrible de más de 50 años, pero para ustedes no es algo cotidiano.
- ¿Por eso su mensaje de solidaridad y disculpas tras el secuestro y asesinato de los periodistas ecuatorianos?
- Eso solo refleja que fuimos incapaces de construir nuestra propia paz y lo que hicimos es lesionar al vecino país con nuestra guerra. Eso motivó a que en un evento público, en las localidades de frontera, yo me animo a pedir perdón al pueblo ecuatoriano. También hago un llamado de atención y alerta a mi país porque su reacción nacional es la natural. Nosotros hemos caído en una especie de “anestesia colectiva”. Parece que los hechos trágicos ya no afectan igual. Nos enduramos. Le pedí perdón por eso al Ecuador.
- ¿Esa misma muestra de apoyo no se siente de otras autoridades colombianas? Incluso se evidencia cierta descoordinación en los discursos de los líderes de ambos países.
- Bueno, eso tendríamos que consultarlo a ese nivel. Nosotros tenemos el poder departamental. Yo he tenido incluso discusiones con el presidente de la República, Juan Manuel Santos, en los últimos días.
- La discusión trascendió porque se trataba de una supuesta prohibición del presidente Santos a que usted pida un minuto de silencio por las víctimas ecuatorianas en un acto público. ¿Qué sucedió?
- En otras regiones del país, en los últimos días, se permitió la intervención de los gobernadores en actos públicos con el presidente Juan Manuel Santos. Esa misma oportunidad no se dio el miércoles en un evento en el que yo estaba. De mis cinco minutos para hablar, tenía previsto usar uno para un silencio por las víctimas que aún tenemos en Nariño y también por los siete asesinados ecuatorianos a causa de nuestra guerra. Durante la discusión, el presidente me mencionó que Colombia ha enviado 11.000 uniformados a la frontera. Un número importante.
- ¿Llama la atención que el presidente Santos no permita un minuto de silencio por víctimas de la situación en frontera?
- Hay que ser claros. Mi reclamo fue porque no nos dieron la palabra, pese a que teníamos los micrófonos listos. El presidente cierra el evento antes de la intervención de los gobernadores. Ahí hago el reclamo por no permitirnos hablar. El presidente no sabía que yo iba a pedir el minuto de silencio, el presidente simplemente tomó la decisión de cerrar el acto sin permitirnos hablar. Íbamos a hablar de las víctimas de los dos países, pero también queríamos abordar la problemática de la infraestructura en Nariño.
- ¿La problemática general de la que habla da cuenta de que la paz en la que entra Colombia, con el acuerdo con las FARC, no se siente en su departamento?
- La verdad es que la paz ha sido absolutamente ausente para el departamento de Nariño. Aquí están las consecuencias, no solo que no dejamos de tener guerra, sino que se intensifica a tal punto que se internacionalizó. Esto es injusto con el departamento de Nariño que ha sido uno de los más activos y decididos en el acompañamiento de la paz, porque sabemos lo que ha significado la guerra. Hemos tenido una voz para solicitar una presencia del Estado, pero no se cumplió. Yo he señalado que tuvimos un error estratégico: no se aprovechó el momento de la firma de la paz con las FARC para que durante su desmovilización llegue nuestra fuerza pública al territorio y ocupe el lugar que dejaron y asuma el control. Lo que sucedió es que las FARC salieron, pero los territorios quedaron a merced de estos grupos, que no son menos de siete, que genera una nueva guerra. Colombia envía la fuerza conjunta en el Operativo Hércules en enero de este año. Es decir, todo 2017, que fue el año de implementación de la paz, el territorio estuvo desatendido y por eso fue tomado por otros actores como el grupo que causa el drama binacional. Perdimos el momento estratégico de la paz y ahora, como digo, estamos en una nueva guerra. Ahora intentamos recuperar territorio con las armas, cuando pudimos hacerlo antes de la nueva instalación.
- ¿La oportunidad perdida repercute directamente a Nariño?
- La firma de la paz generaba expectativa porque queríamos oportunidades para nuestra gente. Que la paz sea de oportunidades e inversión y eso es precisamente lo que no llegó. No llegó la fuerza pública, no hubo plan de sustitución de cultivos, no llegó nada. Lo peor es el incremento de homicidios en Nariño de 2016 a 2018. Solo entre 2017 y 2018 hay un aumento del 33 %. La paz estuvo ausente de nuestro territorio.
- ¿Qué hacer en ese escenario?
- Ojalá un trabajo coordinado entre los dos países. Tiene que comprenderse el problema de una forma integral. No basta con medidas como la fumigación. Debe existir una visión estratégica y no solo desde la criminalidad, sino verse como un problema social.
- Usted dijo que comprendía que Ecuador abandone su participación en los diálogos de paz entre Colombia y el ELN. ¿Qué motivó su comentario?
- Frente a la decisión del presidente Lenín Moreno de levantar la mesa de diálogo de Quito, hay que advertir que ustedes nos ayudaban a construir nuestra paz y nosotros les respondimos con nuestra guerra. Fuimos inferiores al reto de construir la paz, aquí están las consecuencias. Esa fue mi respuesta en la red social Twitter porque no podía ser otra. Un país nos acoge con los brazos abiertos para alcanzar la paz y nosotros lo que hacemos es responder golpeando a sus ciudadanos con nuestra guerra. Es complejo que se mantenga el buen gesto del Gobierno ecuatoriano.