Buen humor espiritual

Jesús era un joven alegre y sociable; la religión tradicional nos lo ha mostrado solemne, serio y triste; nunca he visto una imagen de Cristo sonriendo. Hay cristianos que, con la Biblia en la axila, solo andan meditabundos y circunspectos; rara vez se ríen; y, si ven a otro de buen humor, lo hacen con recelo y suspicacia.

La alegría espiritual alivia la tensión en medio de los problemas y nos libera de la formalidad religiosa que no nos deja ser naturales y espontáneos, como era Jesús. Los evangélicos debemos erradicar ese estereotipo o caricatura de que somos monótonos, parcos y aburridos.

Miguel Ulloa Paredes