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Un bingo para seducir a los votantes

Jimmy Salazar, el precandidato de Justicia Social a la Prefectura del Guayas, busca apoyo popular en las concentraciones barriales denominadas ‘Aquí por tus derechos’.

 Jimmy Salazar se dio tiempo para fotografiarse con los vecinos de la 21 y Camilo Destruge.

Ensimismada en su tabla de bingo, María Palacios raya con atención los números que el abogado Miller Nazareno, de 42 años, va cantando desde una improvisada tarima, ubicada en la cajuela de un camión que corcha la calle.

“Ponte once para cambiar el destino de la provincia... Mira tus tablitas, el 26, un peladito, es el 30, marca la chinvaca estilo ya tu ve”, grita Nazareno al micrófono y María, de pie frente a él, responde “estamos once”, mientras busca cada dígito anunciado.

Es viernes 9 de noviembre y a las 17:00 el sol comienza a esconderse en una cuadra de la 21 y Camilo Destruge, en el corazón del suburbio guayaquileño, que luce abarrotada de personas sentadas en banquitos plásticos, atados con cadenas a la espera del anfitrión Jimmy Salazar Gaspar, precandidato a prefecto del Guayas por el movimiento Justicia Social, lista 11, quien ve en los bingos una manera de promocionar su imagen.

María tiene 56 años y dice que lo conoció en otra feria realizada en la 16 y Venezuela, en la que ganó una canasta de víveres. Aunque no sabe a qué dignidad se postulará, ella mira en Salazar, actual presidente del Colegio de Abogados del Guayas, a “una buena persona” y tiene la esperanza de que termine con la obligación de sacar turnos por teléfono en los hospitales para recibir atención médica.

Mientras tanto, Nazareno sigue en lo suyo: “Estamos cansados, el pueblo no puede más. Mienten, mienten y mienten. Hasta cuándo tenemos que seguir soportando la desatención de estos políticos... 31, 41, han cantado bingo con 41”. La afortunada es Lissette Nieto (31), quien reside en el callejón 18, junto a García Goyena.

Ella, quien también anhela cambios en la educación para que sus hijos puedan ingresar a la universidad, se acerca rauda a recoger el premio, un tacho con productos básicos.

“Mira tus tablitas porque la esperanza nunca muere cuando aparece un verdadero líder”, sigue Nazareno, empapado de sudor y agrega: “El 54, marca la chinvaca estilo ya tu ve, 26, llenó su tablita” y aparece entre la multitud Luis Pillajo, quien carga la canasta para regresar a su taburete y ubicarse junto a sus tías y primas. Él tampoco conoce a Salazar, pero le agradece que los haya reunido en el barrio para entretenerse un rato.

Entre la algarabía, suena la canción ‘Aquí por tus derechos’ y Nazareno anuncia la llegada del postulante Jimmy Salazar, quien a las 17:20 se baja de una camioneta Ford F-150 amarilla y café, los colores del movimiento, escoltado por siete personas que lo siguen con carteles cuando ingresa a la cuadra besando y abrazando a los presentes hasta llegar a la tarima, donde lo recibe Briggitte Chasi, quien reside en la 20 y Vacas Galindo.

“Le damos la cordial bienvenida al doctor Jimmy Salazar. Nosotros le estamos apoyando porque juntos lo haremos posible y ponte once pueblo”, exclama tímida la joven.

Él agradece la concurrencia y comienza su propio ‘tarimazo’. Habla del desempleo, la falta de justicia social, de la salud pública, de las drogas, del paracetamol que les dan a los adictos en los hospitales, de los derechos constitucionales, de la propiedad privada, de la ausencia de precios justos, de la falta de conectividad y hasta de los exámenes del Senescyt.

Alexander Mejía, de 22 años, no atiende al discurso y se escabulle entre la gente ofreciendo cuatro paquetitos de maní por 25 centavos. Lo mismo hace Jaime Espinosa, de 34, quien vende helados de

Salcedo a 50 y piensa que el declamante es el sucesor del alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot.

Cuando escucha que su objetivo es la prefectura de la provincia se lleva las manos a la cabeza y promete su voto por Salazar, de quien dice esperar cambios sustanciales en el país, aunque eso no le compete.

Las luces se encienden a las 18:20 y Salazar termina su discurso con la promesa de que trabajará “incansablemente” por Guayas. Nazareno, quien aún tiene bríos para seguir cantando números, lo releva.

Es momento del sorteo de una bicicleta y la afortunada es la profesora Francisca Suárez, de 53 años, con la ficha 4812. Con esto, la Navidad de su nieto, de 4, está garantizada.

Salazar la felicita y pide que la ayuden con el regalo. De inmediato se baja del camión y comienza la despedida. Llega hasta el puesto de maduro asado de Marianela Cabrera, una afroecuatoriana de 41 años, quien tampoco lo conocía, pero que le ofrece su voto “porque somos del mismo color”.