El sector. Hace 10 años se inició la construcción de los edificios del campus de la Universidad Politécnica Salesiana que le dio vida y color a una amplia zona del tradicional barrio Cuba.

El barrio Cuba se reactiva con la presencia de la Salesiana

La construcción de la sede de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), hace 10 años aproximadamente.

La construcción de la sede de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS), hace 10 años aproximadamente, mejoró la imagen del barrio Cuba, uno de los sitios más populares, tradicionales e históricos del noreste de Guayaquil, que por mucho tiempo fue considerado ‘zona roja’.

El movimiento comercial es lo que predomina en este barrio donde se han levantado nueve edificios de la UPS (dos más están en construcción), ubicados a lo largo de la calle Chambers, de 5 de Junio a Robles y desde ahí hasta Estrada Coello, junto a la ría (al pie del río Guayas).

La cantidad de estudiantes que transitan por el lugar hizo pensar a los moradores en poner todo tipo de negocios que cambiaría la forma de vivir en este barrio, que se llama Cuba porque en 1929, el Municipio de Guayaquil así lo bautizó, en acto de reciprocidad con el Gobierno cubano que había erigido una estatua de Eloy Alfaro Delgado, en el barrio de El Vedado, en La Habana.

En las inmediaciones de este centro de estudios existen varios locales dedicados a diferentes actividades como papelerías, bazares, cabinas telefónicas y tiendas. También hay los vendedores informales que aprovechan la salida y entrada de alumnos para ofrecer sus productos. No obstante, los negocios de comidas rápidas son los más concurridos, debido a los precios que oscilan entre 1,25 y 2,50 dólares. Además hay locales de comida típica e internacional que ofrecen desayunos, almuerzos y meriendas.

Los propietarios de estos establecimientos populares indican que a veces no se alcanzan para atender a tantos jóvenes, quienes aprovechan los recesos para acudir a estos sitios y pedir algo para ‘picar’.

Los habitantes del barrio aprovecharon este crecimiento comercial para mejorar sus ingresos económicos.

Carlos Terán, quien habita hace 40 años en el sector, utilizó el cerramiento que tiene su casa para implementar un comedor donde diariamente atiende a más de 200 personas que acuden a degustar desde una gaseosa hasta un arroz con menestra y carne.

En cambio, Tatiana Pérez, una viuda de 60 años, alquiló la planta baja de su vivienda para el funcionamiento de un ciber. “Estos locales no solo que ayudan a satisfacer las necesidades de los estudiantes, sino que también representan una ayuda económica para nosotros”, dijo.

Hay negocios que han llegado de otros lados, como el de la ‘Señora de las tortillas’, como la llaman a este personaje que, con una carretilla instalada al frente de uno de los edificios universitarios, vende este típico bocadillo, a más de salchipapas, huevos fritos y jugos.

Ella realizaba esta actividad en los alrededores de una maternidad en el Guasmo sur, donde habita; pero desde hace dos años todos los días traslada su carreta al barrio Cuba donde ha mejorado sus ingresos. “Es más trabajo, pero mayores ganancias”, indica la mujer de 70 años, quien gana hasta $ 80 diarios, de los cuales debe descontar lo que gasta en transporte y en los ingredientes.

Otra oportunidad de negocio que se creó es el transporte. Marcos Miranda, propietario de una furgoneta, realiza expreso a los estudiantes que salen de noche. El costo mensual es de $ 30.

El barrio Cuba es más que ese sector universitario. Se extiende desde El Oro y colinda con el barrio del Astillero, al norte y con el Centenario, al oeste. Hacia el sur llega al mercado Caraguay y el camal municipal, y al este hasta la ría.