Barcelona de Guayaquil

En el deporte, como en la vida, se mezclan en seguidilla los días tristes con los felices. Apenas superado el dolor por la tragedia del equipo Chapecoense de Brasil, los hinchas ecuatorianos ahora están de fiesta por el logro del equipo de sus amores que acaba de conquistar su título número quince.

Sin duda, Barcelona es una emoción popular de ámbito nacional. Fue realmente grato, hasta emocionante, observar en los informativos que en todo el territorio ecuatoriano había quienes festejaban. El equipo torero superó hace buen tiempo la barrera local y se convirtió en un fenómeno social de primera magnitud. Por ello, sea dicho de paso, mal se haría, mal se ha hecho, pretendiendo utilizarlo políticamente. No cabe duda al suponer que entre sus adherentes se encuentran ciudadanos pertenecientes a todas las corrientes políticas y sesgar al equipo hacia una de ellas, lo fragmentaría y lesionaría a todas.

Por lo demás, cabe ahora felicitar el esfuerzo de sus directivos, de sus jugadores y de sus técnicos. La fidelidad de sus seguidores también. Barcelona venía de tiempos complicados y ha sabido superarlos con calidad. Bien por ello. Desde mi afecto al Emelec no me cuesta ni un ápice de voluntad, extender mi felicitación al vecino del Astillero. Su campeonato es muy merecido y la alegría de su hinchada también. La de Guayaquil especialmente pero, insisto, Barcelona es una pasión nacional. Siempre resulta interesante y conveniente tener un factor de unidad y el afecto a un equipo deportivo puede ser, a falta de otros, uno de esos imprescindibles factores. Por ello, favorecer con la simpatía personal a una u otra divisa jamás debería convertirse en factor de división. Cuando así ocurre se desnaturaliza la misión del deporte y se degenera en peligroso fanatismo. A esos límites no se puede degradar el fervor de los aficionados. Ya se sabe: fanático es aquel que redobla el esfuerzo habiendo olvidado el fin. Ser fanático es un peligroso sin sentido que le resta todo mérito a la adhesión a una determinada institución, persona o idea y convierte en riesgo social a quien tal se vuelve.

huertaf@granasa.com.ec