Una idea bien pensada: camuflar cocaína entre balanceado de animales. Esa fue la estrategia utilizada por quienes intentaban enviar el cargamento de drogas desde el puerto marítimo de Guayaquil hacia México.

La Unidad de Antinarcóticos de la Policía conoció a través de labores de inteligencia que aquella viveza iba a suceder y envió a varios agentes con canes entrenados para que inspeccionen la carga. No fue tarea fácil.

En una primera revisión, los uniformados no hallaron indicios que permitan comprobar la presencia del alcaloide. Sin embargo, luego de otra ‘chequeada’ con técnicas más avanzadas, se evidenció que sí había algo raro en aquel envío.

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“La característica química del producto podría confundir a los canes. La composición química de este abono confunde a nuestros procesos químicos”, explicó el general Marco Villegas, director de Antinarcóticos.

El gendarme especificó que aproximadamente 3.5 toneladas de clorhidrato de cocaína estaban escondidas en las 41 toneladas de balanceado.

Esa cifra es una estimación, pues según Villegas, el dato real se especificará luego de dos meses, pues el cargamento debe ser examinado minuciosamente.

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El propietario de la empresa que enviaba la carga está detenido. Lo que llamó la atención de los uniformados es que la compañía apenas tenía tres meses de haber sido conformada.

“Para este tipo de productos, hay permisos específicos con los que debe contar esta empresa. Sí cuenta con ellos, pero la tipificación es de la actividad es venta de insumos no especificados”, refirió Villegas.