1. Daños. Monumentos están por los suelos en las zonas afectadas. Entre estos el dedicado a los bomberos de Manabí, ubicado en Portoviejo.

La ayuda que se volvio un lio

Vecinos del sector de Sauces 8 ayudaron a llevar a la iglesia del mismo sector las donaciones que llegaron para los dos hijos de Sonnia Cedeño, sus 10 sobrinos, madre y tía, damnificados del terremoto del sábado pasado.

El afán de ayudar le costó un lío al guayaquileño Víctor Dueñas Galvis. Él fue víctima de un mal entendido, luego de que alojara en su casa, ubicada en la ciudadela Sauces 8, en el norte de Guayaquil, a doce niños que se encontraban en Pedernales (Manabí) y cuyos padres perdieron sus viviendas durante el terremoto del pasado 16 de abril.

Miembros de la Policía, de la Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños (Dinapen), y del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) visitaron ayer la vivienda de Dueñas para conocer el estado en el que se encontraban los infantes y confirmar si eran ciertos los rumores propagados en las redes sociales, que informaban sobre una supuesta búsqueda de hogares temporales para los menores.

Dueñas viajó el lunes pasado a Pedernales en compañía de su empleada, Sonnia Cedeño, quien le pidió de favor que la ayudara a rescatar a sus dos hijos que estaban de vacaciones en esa localidad, pero que se habían quedado en la indigencia, luego de que la vivienda de su familia había colapsado por el movimiento telúrico.

El guayaquileño, de 30 años, cuenta a EXPRESO que no dudó en apoyarla y a bordo de su camioneta doble cabina emprendieron el viaje con algunos víveres y vituallas que serían entregados a los damnificados.

Cuando llegaron a Pedernales se encontraron con un panorama desolador: casas desplomadas, personas en la calle, sin agua y sin comida.

Luego de ubicar a los menores los embarcaron, pero cuando se disponían a regresar a Guayaquil, dos hermanos de su empleada le pidieron que también trajera a diez sobrinos, a la madre y a la tía de esta.

Y él así lo hizo. Los embarcó en el balde del carro y luego de nueve horas de viaje, por el estado en el que estaban las carreteras, llegaron la madrugada del martes a Guayaquil.

Aquí, lo primero que hizo Dueñas fue disponer el aseo de los niños, darles de comer y buscar colchones y cobijas para que pudieran descansar. Diez fueron alojados en su casa y dos se quedaron en el hogar de su respectiva madre, que está a pocos metros de la suya.

Los vecinos de Sauces 8, al enterarse de esta situación, se unieron para apoyarlo con víveres y alimentos.

La noticia se propagó, pero también se distorsionó a través de las redes sociales, donde desconocidos usuarios no solo solicitaban apoyo material para los niños, sino que también hacían llamados a personas que estén interesados en adoptar a algunos de ellos.

“Recibí muchas llamadas; la mayoría era para preguntar sobre la supuesta adopción; pero cuando les indicaba que los niños sí tenían familias, colgaban inmediatamente”, narra Dueñas, en los exteriores de su vivienda donde a parte de los donantes, sorpresivamente llegaron ayer los uniformados.

Lo hicieron para analizar la posibilidad de trasladar a los menores a la iglesia Rosa Mística, que está a pocas cuadras del lugar y para canalizar las donaciones que estaban siendo acumuladas en una de las casas de los vecinos.

El capitán Diego Espinoza, jefe del circuito de policía la Alborada, mantuvo reuniones con la empleada de Dueñas, la la madre de dos niños y tía de los otros diez que fueron traídos desde Pedernales, con la autorización de sus familiares.

Luego de tres horas de diálogo a puerta cerrada, se dispuso que la pequeña vivienda de Cedeño sea el lugar donde se alojen los doce menores de entre seis meses y 11 años de edad.

Además, se prohibió recibir más donativos en el lugar. Toda ayuda deberá ser entregada en la iglesia, como una forma de controlar este proceso.

A las 12:30 procedieron a limpiar la vivienda y trasladar a la casa parroquial todos los enseres existentes. “La idea es colocar camas y colchonetas para el descanso de los menores que serán cuidados por su familia”, dijo Espinoza, quien agradeció la buena intención de Dueñas, pero aclaró que en estos casos se debe actuar siguiendo el orden legal y constitucional.

Salud proporcionará cuidados médicos a los menores y el Ministerio de Inclusión Económica y Social se encargará de que no les falte alimentación.

Pese al mal entendido, Dueñas asegura que seguirá ayudando a su empleada.