
Asesinato y suicidio en una textilera de Quito
William Martínez, jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desaparecidos, Extorsión y Secuestro (Dinased), del Distrito Metropolitano, manifestó que los investigadores encontraron dos cadáveres de sexo femenino dentro
Isabel Bonilla y Mirla Pérez, jefa y contadora de una empresa textilera, respectivamente, mostraban ser las mejores amigas. Aquella relación terminó la tarde del lunes. Al parecer, Pérez asesinó a Bonilla y luego se suicidó. Pero antes, escribió en un papel lo siguiente: “Perdón por la decisión que he tomado”.
El hecho de sangre ocurrió en una fábrica de Ponciano Alto, en el norte de Quito.
Según Christian Calderón, abogado de la propietaria de la textilera, la supuesta suicida era la ‘mano derecha’ de Bonilla, pues la acompañaba a todas partes y, además, llevaba la contabilidad de la empresa, localizada en las calles Francisco García y Juan Berrezueta.
La fábrica dejó de funcionar en diciembre pasado porque, al parecer, entró en proceso de liquidación, ya que había inconvenientes con exempleados.
El lunes, las dos mujeres fueron encontradas muertas en la empresa donde trabajaron juntas por años. Bonilla, de 65 años, y de nacionalidad colombiana, estaba tendida en el piso de su oficina, mientras que la ecuatoriana Pérez, de 35, colgaba de una viga, con una correa negra atada al cuello.
Calderón contó que a las 08:59 de aquel día le llamó su clienta (Bonilla), pero no pudo contestar porque estaba en una diligencia. “No sé qué habría querido decirme; es una pena lo que ha sucedido”, señaló.
William Martínez, jefe de la Dirección Nacional de Delitos contra la Vida, Muertes Violentas, Desaparecidos, Extorsión y Secuestro (Dinased), del Distrito Metropolitano, manifestó que los investigadores encontraron dos cadáveres de sexo femenino dentro de la empresa textil, el uno con un golpe contundente en la cabeza y el otro, en un corredor, colgado en una viga del inmueble.
“Las indagaciones determinarán las verdaderas causas de las muertes”, expresó.
El hallazgo de los cuerpos fue alertado por unas jóvenes que habían llegado al sitio.
Un vecino del sector, quien prefirió no identificarse, manifestó que pasado el mediodía del lunes escuchó unos gritos dentro de la empresa y que se imaginó que posiblemente habían entrado a robar.
Peritos de criminalística y agentes de la Dinased inspeccionaron detenidamente el interior de la fábrica en busca de pistas que permitan conocer lo que ocurrió.
Entre las evidencias recabadas están huellas dactilares y un cincel (objeto de hierro con punta) con el que golpearon a Isabel Bonilla en la cabeza.