
El asalto con sacapintas tiene rostro de mujer
Hay presencia femenina en la operación de las bandas delictivas. Este tipo de delito creció un 33 % en la conurbación de Guayaquil, Durán y Samborondón.
El pasado 21 de junio, Paula y una compañera fueron despojadas de una importante suma de dinero que debían depositar en varias agencias bancarias. Ellas fueron víctimas de un grupo de asaltantes, pese a que contaban con resguardo policial.
El final de este hecho delictivo, que se presentó en Guayaquil, terminó con la detención de los delincuentes en el noroeste de la urbe.
Es en la zona 8, que además comprende los cantones Durán y Samborondón, donde los asaltos bajo la modalidad de sacapintas registran un incremento de más del 33 % en el primer semestre de 2017, en comparación con similar período del año anterior (ver infografía). Esta clase de robo es la única que experimenta un aumento, de acuerdo con la información proporcionada por la Policía Nacional.
“Es un tema de preocupación”, manifiesta el mayor Joffre Estrada, subjefe zonal de la Subdirección de Investigaciones de Delitos Contra el Derecho a la Propiedad (Sidprobac), al referirse a los sacapintas.
“Nosotros, como unidad investigativa, estamos enfocados para una respuesta contundente en los próximos meses a este tipo de delito, que efectivamente se está acrecentando”, resalta el jefe policial.
Según él, los delincuentes suelen buscar a personas vulnerables que realizan a diario las mismas rutinas. Precisa también que la delincuencia tiene en los alrededores de las oficinas bancarias su mayor centro de operaciones.
Como ‘modus operandi’, los pillos escogen una entidad bancaria y se despliegan para observar a las personas que retiran dinero o llegan con altas cantidades. Estrada indica que, basados en esa observación, seleccionan a sus víctimas.
Los delincuentes operan en grupo, nunca solos. Se reparten en diferentes sectores y cada miembro cumple una función. La principal está a cargo de una mujer, a quien los investigadores llaman “sacadora”. Esta es la encargada de observar y escoger a los objetivos.
Estrada explica el trabajo del elemento femenino en el delito. “Ella es la que hace columna, perfila a la víctima y ve cuando la cajera entrega el dinero. De ahí, avisa a sus cómplices, quienes permanecen fuera, en motocicletas o autos, y proceden a interceptar a las personas con armas de fuego”.
El general Marcelo Tobar, comandante zonal de la Policía, refiere por su parte que este delito consiste en “auscultar” a quienes sacan dinero o efectúan otras operaciones como el traslado de valores.
“La tarea de la delincuencia es esta: estar siempre al acecho de estos delitos que se denominan de oportunidad, en los que las víctimas dan la oportunidad para que se cometan y no hacen observación a nuestras recomendaciones”, destaca el oficial.
Por ello, detalla algunas recomendaciones. “No porten tanto dinero ni saquen en efectivo. Para eso se tiene la tecnología. Se pueden hacer transferencias, utilizar menores cantidades de dinero o, si es necesario, que llamen al ECU-911 para pedir el auxilio de la Policía. Muchas personas no lo hacen”, advierte.
Pero Tobar también observa que en muchos de estos casos “se determinó que eran autorrobos”, después de las investigaciones de rigor.
Menciona que este tipo de delitos se considera una problemática en Guayaquil, por ser un puerto “con una alta gama de comercio, una circulación de capitales alta y personas que no toman las medidas de protección”.
Para el fiscal Víctor González, de la Unidad de Delitos Flagrantes, el delincuente busca zonas estratégicas “donde no haya mucho control policial”. Destaca, no obstante, que en los últimos meses la labor policial se ha incrementado y se realizan operativos de requisas en diferentes sitios.
Apunta también que el pillo ejecuta sus golpes con una preparación previa. “En ocasiones estudia a sus víctimas y generalmente suele perseguir a mujeres que se encuentran solas”.
El funcionario destaca que los sacapintas operan básicamente en barrios donde se presenta una mayor concurrencia de personas.
“Por eso no hay que descuidar la parte céntrica de la ciudad , insiste González. “El delincuente está buscando estos lugares: escenarios como centros comerciales y sectores bancarios, donde hay movimiento económico”, alerta.
La fiscalía
Las víctimas caen a diario
“Se puede evidenciar que el incremento del robo a las personas es a diario. Todos los días llegan víctimas de hechos delictivos a esta unidad de flagrancia, entre ellos de asaltos a mano armada. En cuanto a los sacapintas, no se establece en un delito como tal, pero constituye una modalidad del robo y tiene su particularidad en cómo actúa el delincuente hacia sus víctimas”, señala el fiscal Víctor González.
El funcionario explica que los casos de robo son gestionados por dos unidades del Ministerio Público: Delitos Flagrantes, cuando el hecho se ha cometido dentro de las últimas 24 horas; y Patrimonio Ciudadano, a partir de las 25 horas y cuando el expediente pasa a la etapa de instrucción. Es decir, cuando hay personas procesadas.
Según el fiscal, estos delincuentes no operan solos y sus compinches suelen utilizar señales para advertir quién será su próximo objetivo. “Posteriormente llegan a su fin: despojar a las víctimas de su dinero”.