Compañerismo. Este grupo de estudiantes de la Academia Naval Almirante Illingworth decidió disfrutar día a día el último año de su etapa colegial.

El ultimo ano de colegio les trae alegria... y tristeza

Inquietud, orgullo, alegría, temor e incertidumbre. El último año de colegio representa una serie de desafíos para los estudiantes de tercero de bachillerato.

Inquietud, orgullo, alegría, temor e incertidumbre. El último año de colegio representa una serie de desafíos para los estudiantes de tercero de bachillerato, quienes por un lado están felices porque han llegado a la cúspide del sistema escolar, pero por otro sienten tristeza porque cuando se gradúen y lancen el birrete por los cielos, se despedirán del plantel, de los amigos y maestros.

A ello se suma la ansiedad de tener que decidir lo que harán cuando cuelguen el uniforme para siempre, de escoger la carrera que seguirán en la universidad, de viajar para estudiar en el exterior o de buscar un trabajo para independizarse.

Siete estudiantes de tercero de bachillerato de la Academia Naval Almirante Illingworth (ANAI) cuentan a Diario EXPRESO los sentimientos opuestos que experimentan en este proceso de culminar una etapa y abrir otra en sus vidas.

Karen Cevallos Valdez tiene 17 años de edad y 13 de estudiar en esta entidad. Es la Brigadier Mayor del plantel, no solo por su antigüedad y su don de mando, sino también por excelentes calificaciones.

Sus compañeros le deben obediencia y se cuadran frente a ella para pedirle permiso para ejecutar alguna actividad.

Un triángulo, con tres estrellas adentro, pegado en la manga izquierda de su blusa, así como un sable colgado a un lado de su cintura la diferencian entre sus compañeros.

“Quizás sea todo eso lo que extrañaré cuando salga del colegio donde me han enseñado valores como la responsabilidad, el respeto y la lealtad. Trece años marcan la vida de cualquier ser humano”, indica.

En cambio, Katherine Orellana cuenta que ha visto graduarse a muchos cadetes y que a veces creía que nunca llegaría su turno. “Pero estoy aquí a nueve meses de ser parte de los próximos graduados”, comenta con orgullo, pero a la vez con tristeza porque dejará atrás tantas cosas que han marcado su vida escolar, como los juegos en el recreo, los paseos por pasillos y otros lugares del colegio y hasta algunas que otras peleas con los compañeros.

Oswaldo Montalvo indica que este último año lo disfrutará al máximo con sus amigos y que pondrá todo su empeño para obtener el Diploma de Bachillerato Internacional con excelentes promedios.

A Verónica Idrovo le preocupa la carga de estudios que tendrá este año, pues deberá prepararse para las evaluaciones quinquemestrales, los exámenes de grado que se unifican con las pruebas para ingresar a la universidad, así como la elaboración de la monografía.

Luis Montalván, Jordy Salvador y Héctor Triviño manifiestan que vivirán el día a día con responsabilidad, que nunca se rendirán por alcanzar las metas trazadas y por conservar a sus buenos amigos del colegio.