Aires de cambio. Internet era un servicio que no estaba al alcance de los alumnos en esta universidad. Actualmente hay islas de wifi por todos lados.

Los alumnos sienten que algo no es igual luego de tres anos

El pasado aún aparece instalado en ciertos detalles. Un ascensor que dejó de funcionar hace ocho meses (facultad de Filosofía y Letras), o los baños generales que en Arquitectura están cerrados porque a cada cierto tiempo se le coloca el membrete “en r

El pasado aún aparece instalado en ciertos detalles. Un ascensor que dejó de funcionar hace ocho meses (facultad de Filosofía y Letras), o los baños generales que en Arquitectura están cerrados porque a cada cierto tiempo se le coloca el membrete “en reparación”.

Pero en términos generales los estudiantes consideran que hay otras cosas que evidencian que algo sucedió en la Universidad de Guayaquil. Una situación que marca un antes y un después en la vida de esta institución de educación superior, la más grande del país y la más antigua de la ciudad.

Lo reconocen las dos egresadas que hacían turno al pie de una ventanilla de la secretaría de la facultad de Jurisprudencia.

“Yo comencé en una época cuando los profesores no aparecían sino cuando iban a tomar exámenes. El año pasado, que fue el último mío acá, todos cumplían, lo hacían desde el primer día”, cuenta Janeth Moreira Rosado.

Algo similar opina Melba Plaza. “En toda la universidad hay mejoras en la infraestructura. Este edificio (la facultad de Jurisprudencia) parecía una ratonera. Hoy tiene hasta ascensor. Los profesores están actualizados. Antes hablaban sobre leyes desfasadas”.

Hay quienes se quejan de una que otra cosa. Pero reconocen que son más las cosas buenas en estos tres años de la Comisión Interventora.

Uno de ellos es Cristian Gaspar, quien cursa el último semestre en Filosofía y Letras. “A nivel de mejoras en el edificio, solo el botiquín que se colocó en cada piso. Los baños no sirven, el ascensor está dañado”.

Eso sí, acepta que por cada curso hay una computadora para las proyecciones audiovisuales, que las aulas de clases están aclimatadas y que el mobiliario es nuevo. La Comisión invirtió ocho millones de dólares en compra de equipos.

La Comisión Interventora terminó ayer un proceso de tres años, tiempo en el que invirtió 34,8 millones de dólares en remodelaciones y construcción de obras en cinco facultades.

Todo como parte de un proceso que buscó sanear cobros indebidos, depósitos de valores en cuentas personales, alumnos que no se graduaban, infraestructuras deficientes... Situaciones de las que también hablan los alumnos que se educan en alguna de las 31 carreras que se imparten en esta universidad.