
El alma de Guayaquil
Por el inicio del mes en el que se conmemoran 197 años de Independencia de la ciudad, EXPRESO reseña algunos aspectos de su historia, sus barrios, íconos y habitantes.
Las Etnias
Los indígenas han aportado con su trabajo
Están agrupados en cinco escuelas interculturales, 150 templos evangélicos, dos barrios solo para ellos, mercados y tiendas donde buscan preservar su cultura y contribuir con el desarrollo económico de la ciudad.
En Guayaquil, la comunidad indígena suma cerca de 35.000 habitantes, según el último Censo de Población y Vivienda del 2010.
Cuando llegaron, muchos se conformaron con trabajar en la red de mercados, vendiendo legumbres o cargando sacos de papa. Con el tiempo -y luego de vencer el rechazo y la burla por ser descendientes de indígenas- se han convertido en dueños de radios, tiendas, minimarkets, farmacias, cooperativas de ahorros y de taxis, y también en profesionales.
Alberto Guamán Tenenuela, por ejemplo, emigró desde Cajabamba, provincia de Chimborazo a los nueve años de edad para trabajar con su padre en un puesto de venta de frutas. Hoy, a sus 40 años, cuenta con dos minimarkets, ubicados en el sur de la ciudad y muchos proyectos en mente que le permitirán seguir creciendo y aportar más para la ciudad. “Nuestro trabajo nos ha permitido salir adelante e incluso dar trabajo a muchos guayaquileños”, indica con orgullo.
MTM
Las tradiciones de antaño se mantienen
El sombrero estilo pastora con cinta rosada colgaba de la pared, y el altar con los santos y la foto de sus padres estaba en la oficina. No había duda, allí había una montuvia. Ruth Vera nació en el recinto Guabal en Manabí, pero forma parte de ese grupo de montuvios que encontraron en Guayaquil su espacio para crecer profesionalmente y surgir. Es odontóloga, fue profesora universitaria, pero sigue enamorada de “su monte, su río y su estero”. Reconoce que llegar a una ciudad con una composición tan mixta provoca que “te absorba la cultura”. Cuenta, con pesar, que las narraciones orales y algunos platos más famosos de su cultura se han disuelto. “Ahora el montuvio desayuna encebollado y guatita”, confiesa entre risas.
Pero Guayaquil no la ha pasado de gratis y ha incorporado en sí algunas tradiciones montuvias. El día de los difuntos por ejemplo, “es una mezcla entre lo indígena y lo montuvio”, cree Vera. Ella aún visita la tumba de su familia en su tierra natal, pero los que enterraron a sus antepasados montuvios en esta ciudad mantienen las costumbres propias de la etnia. “Somos gente trabajadora, con calor de familia y muy solidarios, pero no nos dejamos de nadie”, se autodescribe Ruth en referencia al carácter aguerrido típico de los montuvios.
Barrios
El Centenario, el primero y el más emblemático
El primer proyecto urbanístico creado en Guayaquil fue el del barrio Centenario (1919), que surgió, según lo recuerda el exgobernador Carlos Hidalgo, residentes del sector, como resultado de la presión demográfica que vivió la ciudad. “Fuimos el ejemplo de lo que significaba ser una urbanización planificada”, recuerda. Su barrio, el que aglomeró a las familias más distinguidas del Puerto Principal y que se caracterizó, entre otras cosas, por formar ‘galladas’ de amigos, casi todos cristobalinos, dice el historiador Aurelio Paredes, también residente, que cada fin de semana se reunían en las esquinas a ‘pelotear’; organizaban fiestas en esas enormes casas que caracterizan al sector, o cenaban en Milko, un restaurante al que acudían luego de ver una película en el cine Inca, representativo del sector. “En fin, aquí viví la mejor época de mi vida”, sentencia Hidalgo, lastimosamente hoy se percibe soledad. Y es que por seguridad o estatus, en algunos casos, el 60 % de residentes ha migrado a vía a la costa o Samborondón. “Aún así El Centenario sigue siendo mi hogar, aquí conviví con los míos, me divertí, fui feliz. Guardo gratos. Mi lugar está aquí”, dice con orgullo Hidalgo, que lleva casi cuatro décadas asentado allí.
DSZ
Parroquias
El Salado, la joya de la 9 de Octubre
Con algo más de 5.000 habitantes, es una de las menos pobladas, pero de las más importantes que tiene la urbe. En la parroquia 9 de Octubre, a criterio del líder cívico Gustavo Rivadeneira, se destaca una comunidad mucho más organizada que otras. “A nivel arquitectónico, contamos con muchas edificaciones patrimoniales que datan de 1928 con influencia deco, sevillana, morisca...”. A esta zona pertenecen el MAAC, la Piscina Olímpica Garay-Vallarino, la pista atlética de la Federación del Guayas, el Conservatorio de música Antonio Neumane, la Alianza Francesa... El lugar más emblemático, sin embargo, es el estero Salado, “que ha tenido un impulso turístico con la apertura de La Bota”. Rivadeneira está unido a esta parroquia y lidera al barrio del Salado, el más emblemático de la zona. “Lo llevo en mi ser y así será hasta el día en que muera. He pedido que mis restos sean cremados y depositados en el estero, el ícono del barrio que tanto amé y por el que me he desvelado para rescatar su arquitectura, su historia y sus tradiciones, es un lujo y un privilegio habitar aquí”.
BIMP
Centros comerciales
El Policentro dio origen a la Kennedy
Son alrededor de 20 centros comerciales los que existen en la ciudad. Datos históricos reconocen al Sudamérica, donde funcionaba el antiguo cine Inca, como el primero. Se levantó hace más de 50 años; sin embargo, de eso solo queda el recuerdo. Luego de aquel, e inaugurado en 1979, Policentro le sigue en antigüedad. Cuando se levantó, en terrenos que pertenecían a la Junta de Beneficencia de Guayaquil, que fueron entregados por una permuta, por sus alrededores no circulaban líneas de buses, por lo que los copropietarios debían alquilar transporte particular para sus empleados. Hoy en día, por el lugar circulan 240 buses por hora, lo que equivale a cuatro buses por minuto, dice Emilio Oneto, el administrador. Su presencia produjo un gran despliegue de crecimiento urbanístico, dando origen a la ciudadela Kennedy y generando el desarrollo de la zona noreste de Guayaquil. Pues, como rememora Oneto, la avenida Francisco de Orellana no existía como tal. Lo que había era una guardarraya donde prácticamente terminaba la ciudad, dice. KSG