La alianza “Mercron”: soluciones para Europa

La confianza regresó a las cancillerías europeas en el momento justo, dada la inminente visita del presidente estadounidense Donald Trump a Europa. Durante el “annus horribilis” de 2016, muchos temieron que la Unión Europea no sobreviviría. Pero en 2017 la fe ha renacido, gracias a la elección de Emmanuel Macron como presidente de Francia y a las derrotas electorales de los populistas en los Países Bajos, Austria y Alemania (sumadas a la caída en picada de la popularidad de Trump en Estados Unidos). La recién creada sociedad (“Mercron”) entre Macron y la canciller alemana Ángela Merkel tiene a los funcionarios europeos entusiasmados, hablando acerca de reinventar la eurozona. Hay nuevas propuestas para instituir un ministerio de finanzas y un presupuesto común para la eurozona, y crear una unión paneuropea para la seguridad que permita hacer frente al terrorismo y fortalecer los controles fronterizos. Además, el mes pasado la Comisión Europea lanzó un nuevo fondo de defensa para eliminar la brecha que hay entre la aspiración de Europa de defenderse sola y su capacidad de hacerlo. Muchos países de la UE, que antes señalaban la “paz fría” entre Francia y Alemania como un obstáculo contra la gobernanza eficaz de la Unión, hoy expresan nuevas esperanzas en la ascendiente relación francoalemana; pero si Francia y Alemania no hacen partícipes de su éxito a los otros, la confianza de muchos de esos países puede transformarse en decepción. El desafío para Francia y Alemania es cómo capitalizar las recientes victorias de gobiernos proeuropeos sin provocar una contrarreacción en los otros Estados miembros. Y no será fácil, ya que las dirigencias francesa y alemana están divididas entre dos ideas contrapuestas respecto del futuro de Europa: una favorece una unión de círculos concéntricos en torno de una eurozona liderada por Francia y Alemania. La segunda hace hincapié en la formación de coaliciones entre países con deseo y capacidad de trabajar juntos. En una UE mayormente intergubernamental, la formación de coaliciones de menor tamaño podría ser una herramienta eficaz de gobernanza, que mitigaría el poder de veto que existe actualmente en las reuniones formales de la UE. Los países integrantes podrían incluso formalizar esas coaliciones mediante tratados (a la manera del acuerdo de Schengen sobre libre movilidad interna). La sociedad Mercron tiene mejores chances de generar buena voluntad en Europa que las que jamás tuvo la sociedad Merkozy (Merkel-Sarkozy). Es probable que ahora el equilibrio de poderes entre Francia y Alemania se desplace un poco hacia el primer país, ya que la economía francesa está en recuperación y con perspectivas de mayor crecimiento tras las reformas prometidas por Macron. Además, el talento del nuevo presidente francés para trascender divisorias tradicionales puede ayudarlo a crear nuevas y mejoradas relaciones con Estados miembros que antes no tuvieron vínculos estrechos con Francia. Paralelamente, Alemania está en una posición más débil que durante la era Merkozy: la crisis de los refugiados la convirtió en demandante (en vez de proveedor) de bienes públicos europeos. Lo más importante es que tanto Merkel como Macron necesitan que su sociedad funcione para poder crear una Europa más fuerte, capaz de proteger a sus ciudadanos de amenazas globales. Pero tendrá que tener en cuenta las perspectivas de todos los Estados miembros de la UE, no solo Francia y Alemania, en un matrimonio político abierto que beneficie a toda Europa.