Alexandra Escobar se acerca a la gloria
Deportistas como Alexandra Escobar (36 años) deberían ser eternas, para que sus triunfos allende nuestras fronteras alegren el corazón de los ecuatorianos. Esta guerrera del deporte debe continuar sin preocupaciones su coloquio con las pesas, ya que con su titánico esfuerzo podría mejorar el escalafón mundial donde nos hizo llegar durante su participación olímpica en Río de Janeiro. Desafortunadamente, la vida no es eterna y siempre está llena de misterios insondables: ¡hoy somos y mañana nadie sabe en dónde descansarán tantas ilusiones! Oriunda de una tierra pródiga en atletas que nacen fuertes como sus verdes palmeras, esta linda esmeraldeña es única y original, siempre y cuando la originalidad sea interpretada como un mensaje del espíritu que se transmite con signos definitivos. Sin embargo, en esta disciplina debe cuidarse de los profanos que “quieren enseñarle a levantar las pesas por control remoto”. Para los que nunca hicieron nada por el deporte, esta disciplina requiere paciencia y largos años de trabajo para levantar los “fierros” con destreza. La consagración de Alexandra Escobar sigue llenando de alegría al país, con lo que bien podríamos revertir ese estado de postración moral e institucional que vive el deporte ecuatoriano. Esperemos que su actuación inspire a quienes deben impulsar cambios en sus organizaciones. Basta de tantos improvisados y nuevos ricos a costa del deporte. Es hora de recuperar la decencia y el coraje que nos legaron nuestros antepasados. El ejemplo de Alexandra Escobar, al haber logrado esa envidiable posición donde solo llegan los mejores del mundo, debería ser motivo de orgullo nacional y no para que titiriteros desaprensivos hablen de su retiro como se viene escuchando en voces no autorizadas. Los 36 años de edad que tiene esta fémina de oro no deben ser una limitante. Se trata de un cuarto lugar que bien trabajado puede ser mejorado y superado, siempre y cuando la hagamos sentir feliz y bien atendida en todo lo que sea posible.