En mayo del 2010 la tremenda explosión afectó hasta Guayaquil que obligó a las autoridades cerrar el aeropuerto.

Fin de la alerta amarilla en el volcan Tungurahua

Después de 18 años llega la calma. En 1999 se reactivó el volcán Tungurahua y la mañana de este miércoles 6 de diciembre las autoridades de la Secretaría de Gestión de Riesgo y del Instituto Geofísico firmaron la derogatoria del fin de la alerta amaril

Después de 18 años llega la calma. En 1999 se reactivó el volcán Tungurahua y la mañana de este miércoles 6 de diciembre las autoridades de la Secretaría de Gestión de Riesgo y del Instituto Geofísico firmaron la derogatoria del fin de la alerta amarilla.

El acto se realizó en el edificio de la Gobernación de Tungurahua, ubicada en la zona céntrica de Ambato. En el anuncio estuvo Alexandra Ocles, secretaria de Gestión de Riesgos; los prefectos de Tungurahua y Chimborazo, Patricia Mothes y otras autoridades de las dos provincias que eran afectadas de manera directa por el volcán.

“No pensé que iba a llegar este momento. Desde 1999 que empezó la actividad y a lo largo de los años no ha variado.

Se registra un sismo por dos días, hay una actividad interna bastante baja comparada con los volcanes Cayambe, Cerro Negro, Cotopaxi o el Guagua Pichincha.

El volcán Tungurahua está casi dormido y esperemos que siga así unos 70 años”, expresó Patricia Mothes, vulcanóloga del Instituto Geofísico que ha estado durante todo el proceso de la actividad del volcán Tungurahua.

Mothes aclaró que no se puede hablar de una finalización total del proceso, pero es como si terminara un ciclo de actividad.

“Vamos a seguir monitoreando al volcán muy de cerca. Ha sido un tremendo placer trabajar de cerca con el proceso del Tungurahua, para mí fue un tiempo de aprendizaje”, sostuvo la vulcanóloga.

Para el vigía Carlos Sánchez, quien controla a la ‘Mama Tungurahua’ en el sector denominado ‘Casa del Árbol’ en Baños de Agua Santa le alegra que se tranquilice porque eso permitirá más asistencia de turistas.

Advierte que no se deben confiar. “La naturaleza es impredecible y hay que estar vigilantes. El cambio de alerta es muy bueno pero nuestra responsabilidad se mantiene. Mientras el volcán exista no debemos descuidarnos”, sostuvo uno de los vigías más activos en la zona de Runtún.

Rehabilitar las vías de evacuación

“Es una buena noticia para los hermanos de Tungurahua y Chimborazo. Nos mantendremos monitoreando. La SGR tiene un Sistema de Alerta Temprana en el ámbito de prevención “, dijo Ocles.

A la vez agregó que es importante que todas las autoridades en territorio promuevan ejercicios de evacuación.

La alerta amarilla en el volcán Tungurahua regía desde octubre del 2016.

La vulcanóloga mencionó que lo ocurrido con el Tungurahua permitió a la población estar más atento y respetar el entorno donde se vive.

“El volcán nos ayudó a reformar este cuerpo técnico en el Instituto Geofísico y ha ayudado mucho para formar a grupos gubernamentales de formar a la gente. Esta experiencia nos permitió ayudar mucho con Cotopaxi, cuando se activó el volcán”, mencionó Mothes.

Fernando Naranjo, prefecto de Tungurahua, dijo que estos 18 años de constante actividad les permitió madurar en el trabajo de prevención. Destacó que Patricia Mothes fue el baluarte para demostrar que podían enfrentar las adversidades.

Naranjo, propuso recuperar la antigua carretera Baños-Riobamba que es una vía de prevención y clave en lo relacionado a la evacuación.

Luego del anuncio y de la firma del fin de la derogatoria, las autoridades hicieron el recorrido por las zonas ubicadas en la falda del volcán Tungurahua.

Para recordar

Después de casi un siglo de silencio, el 17 de octubre de 1999 el volcán Tungurahua sorprendió a los más de 25 mil habitantes que existían por ese tiempo en las poblaciones de Pelileo y Baños.

La gente que aún no estaba preparada tuvo que abandonar sus tierras. En Baños retornaron el 5 de enero del 2000.

Lo más fuerte llegó el 16 de agosto del 2006. Seis personas murieron. Fueron evacuadas de Palictahua (Chimborazo), pero en la noche regresaron y fueron alcanzados por los flujos incandescentes.

El 1 de febrero del 2014 otra fuerte erupción hizo que las cenizas llegaran hasta Quito, Cuenca, Macas y Azogues. En el 2016 no se registró actividad elevada al igual que en el transcurso del 2017.