Actualidad

Alas con plomo

El 7 de noviembre de 2001, Kaviedes anotó el gol del empate 1-1 ante Uruguay en Quito. Por primera vez la Tri clasificaba al Mundial. 29 de agosto de 2012.

“If you don´t know me, don´t jugde me (si no me conoces, no me juzgues”), la frase que Jaime Iván Kaviedes tatuó en su brazo izquierdo hace muchos años, cuando vivía en Houston, prácticamente se convirtió en una muralla entre él y algunos medios de comunicación a los que considera poco éticos, cuando de tocar temas inherentes a su vida privada se trata.

El estadounidense Tupac, intérprete de hip hop utilizaba constantemente esa frase en sus canciones y el ‘Nine’ se sintió plenamente identificado con ella.

Poco afecto a las cámaras, desde temprana edad Kaviedes se vio en la necesidad de vivir rodeado de ellas. En 1993, con apenas 16 años, ya brillaba en las divisiones menores de Emelec, dos temporadas más tarde dio el salto al profesionalismo.

En 1998 se consolidó en la delantera azul, haciendo dupla con el argentino Carlos Alberto Juárez. Ese año se erigió como el máximo goleador del Campeonato Ecuatoriano con 43 goles, siendo además la mayor cantidad de anotaciones en una temporada de un futbolista en Ecuador. La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol (Iffhs) lo declaró como máximo goleador de la temporada a nivel mundial.

Él nunca buscó la fama, pero esta lo encontró de manera inexorable. En 1999 el Perugia italiano le abrió las puertas hacia el fútbol del primer mundo.

Con apenas 18 años tenía el mundo a sus pies; sin embargo, las carencias que tuvo en su formación terminaron jugándole una mala pasada.

Huérfano a temprana edad, vivió parte de su niñez en la hacienda ‘Tanti’ en Santo Domingo de Los Colorados (como se llamaba en aquel tiempo), de propiedad de sus abuelos, quienes aceptaron la responsabilidad de criarlo. En ese lugar, gracias al contacto que tuvo con la naturaleza, soñó con ser veterinario, pero el amor por la pelota pudo más.

El autor del histórico gol que le dio a la selección ecuatoriana la clasificación a su primer Mundial de Fútbol, fue atrapado por la vorágine de la fama.

A la par de sus logros en Celta de Vigo (España), Puebla (México), Real Valladolid (España) y Porto (Portugal), su nombre se vio involucrado en constantes polémicas, que lo expusieron a algo de lo que él quería vivir alejado, las cámaras.

En diciembre de 2002 abandonó las prácticas del Celta de Vigo, sin dar explicaciones. Volvió a inicios de 2003, pero su suerte ya estaba echada.

En alguna ocasión fue impedido de viajar a España, debido a una demanda de alimentos. Lo separaron de la selección ecuatoriana por no asistir a un microciclo de trabajo; protagonizó una riña con un compañero del Macará ambateño -quien terminó demandándolo-. También se trenzó a golpes con policías en Quito, hasta finalmente tener que ser ingresado a una clínica de rehabilitación (2009), para superar los problemas personales que lo obligaron a dejar momentáneamente el fútbol.

La estrella de uno de los futbolistas más talentosos del país se comenzaba a apagar. Aún así, Deportivo Quito, Crystal Palace (Inglaterra), Argentinos Juniors (Argentina), El Nacional, Liga de Quito, Macará, Aucas, Liga de Loja, Liga de Portoviejo y Águilas de Santo Domingo volvieron a creer en él, sin que en ninguno de esos equipos pudiera consolidar la calidad destinada solo para los elegidos.

Solidaridad y anonimato

En el mes de abril de 2016, pocas horas después del terremoto que sacudió al Litoral ecuatoriano, Jaime Iván Kaviedes acudió en ayuda de los más necesitados.

Intentó hacerlo cobijado en el anonimato, pero las redes sociales no se lo permitieron. La imagen del ‘Nine’ en las filas de voluntarios dispuestos a dar un poco de su tiempo a los más necesitados se hicieron virales. En su paso por Barcelona, EXPRESO fue testigo de las múltiples ocasiones en las que colaboró con las personas que periódicamente le solicitaban ayuda.

Evitaba entregar dinero. Si alguien le hablaba de algún familiar hospitalizado, enviaba a gente de su confianza a adquirir las medicinas, cubrir gastos de operaciones o exámenes.

Es el lado humano del futbolista al que ningún pecado se le perdona.