Aida

El canal de Suez se terminó de construir en 1869; una maravilla de la ingeniería y la construcción contemporánea. Pero el canal no fue la única gran obra que se terminó en Egipto en 1869. La nueva Casa de la Ópera de El Cairo también se inauguró ese año. Desde 1517, Egipto estaba controlado por el Imperio Otomano. Jedives nombrados por el Imperio gobernaban Egipto como virreyes del sultán turco. Cuando se abrió el canal de Suez, el jedive era Ismail Pasha, quien había viajado extensamente por Europa y amaba la ópera, especialmente la italiana.

En febrero de 1870, Verdi aceptó la oferta para componer una nueva ópera para la Casa de Ópera de El Cairo. El mismo jedive le propuso una historia que estaba siendo editada por el egiptólogo Auguste Marietta; su título: Aída. A Verdi le encantó la historia. El 2 de junio propuso sus términos y condiciones que fueron aceptadas sin reparos. Verdi comenzó a componer de inmediato y terminó la ópera en el tiempo estipulado, pero Ismail Pasha se vio en la imposibilidad de producirla en la fecha fijada, debido a la guerra Franco-Prusiana. La “premier” en El Cairo finalmente se programó para la noche de Navidad de 1871. Los críticos opinaron que la ópera fue un triunfo indescriptible y que la magnificencia de la primera producción de Aída pareció como si fuera un capítulo de Las mil y una noches. Se invirtió más de un millón de francos en esta función, y se contrató un pequeño ejército de literatos, cronistas y artistas, a fin de que la función resultara una de las más brillantes desde todos los puntos de vista. Se observaron los más pequeños detalles arqueológicos. Las joyas y los vestidos eran extraordinariamente hermosos. (Se pueden admirar en el Museo de El Cairo). Se ejerció gran cuidado en la selección de los intérpretes, para que estuvieran, físicamente, en consonancia con los requisitos de la ópera. Las bailarinas eran las más hermosas que pudieron conseguirse en cualquier parte del mundo. Debido al enorme éxito alcanzado en El Cairo, el jedive Ismail Pasha confirió a Verdi la “Orden del Commendatore” del Imperio Otomano.