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Un adios a puerta cerrada

Un nudo en la garganta y un inevitable sollozo abordaban a quienes ingresaban a la sala donde yacían los cuerpos. El llanto de niños, adultos, amigos, familiares y vecinos resumía el dolor que a todos -sin excepción- embargaba el cruel destino que tuvo

Privacidad. En una pequeña sala fueron velados los féretros de Evelyn y sus hijos. La familia solo dejó pasar al sitio a sus allegados y conocidos.

Un nudo en la garganta y un inevitable sollozo abordaban a quienes ingresaban a la sala donde yacían los cuerpos. El llanto de niños, adultos, amigos, familiares y vecinos resumía el dolor que a todos -sin excepción- embargaba el cruel destino que tuvo Evelyn Méndez y sus cuatro pequeños hijos.

Los parientes más cercanos prefirieron evitar declaraciones a la prensa. Un comprensible silencio que contrastaba con el barullo del lamento que -la mañana de ayer- se apoderó de una de las salas del Parque de la Paz, ubicada sobre la avenida 25 de Julio, en el sur de Guayaquil.

Un salón que se dividió en tres espacios. Dos de ellos abiertos al público; y el último, donde estaban cuatro féretros blancos y uno café, exclusivo para familiares y conocidos de las víctimas.

Durante la mañana, decenas de personas, amigos de infancia de la madre de 30 años, y compañeros de las escuelas donde estudiaban sus hijos, llegaron hasta el lugar para expresar sus condolencias a los deudos.

Santiago Méndez, hermano de Evelyn, adelantó que hoy iniciarán los trámites para denunciar a Alberto y responsabilizarlo de las muertes. “Si él fue, debe pagar por este crimen”.

Otros conocidos lo respaldaron. Y es que, muchos no encuentran explicación a la masacre que se produjo la mañana del martes, en la vivienda que alquilaban en la cooperativa Mélida de Toral, en Las Malvinas.

Los familiares y amigos de Evelyn, ‘la oveja blanca’ de su grupo de colegio, aún no asimilaban que había sido acuchillada por su esposo Alberto Jalón Astudillo, dentro de su casa y con sus cuatro hijos.

Ingrid Huayamave, una de las amigas de colegio, aún no puede entender lo que sucedió. “Ella nunca se maquillaba, era muy religiosa, se dedicaba a estudiar y no se fugaba con nosotras, no era farrera. Al salir del colegio se dedicó de lleno a su familia. Era una mujer de casa”.

Norma Marqués recordó que, el pasado sábado, conversó con Evelyn cuando fue a comprar junto con su esposo y uno de sus hijos al supermercado donde ella trabaja.

“Los vi a los tres y estaban tranquilos. Ella estaba feliz y platicamos unos minutos sobre la idea de hacer un reencuentro entre todas. Nunca noté nada raro. Me presentó a su esposo y él parecía una persona muy diferente a lo que ha resultado ser”.

Otra de sus amigas dijo -por comentarios- que Evelyn ya había sacado una cita para que Alberto asista al médico, pero que él no quiso ir. “Ese podría haber sido el detonante”, especuló.

En la cooperativa Mélida de Toral los moradores no salen del asombro. Todos coinciden en que la pareja realizaba junta sus diligencias, más cuando Alberto se quedó sin trabajo.

Ayer, un patrullero custodiaba la vivienda de dos pisos donde ocurrió el suceso. Una cadena encerraba el dolor de adentro.

Protesta

“No más muertes de mujeres”

La mañana de ayer, decenas de mujeres llegaron hasta los exteriores de un centro comercial del sur de la ciudad para reclamar por la muerte de Evelyn y sus cuatro hijos. Las activistas son parte de organizaciones que impulsan los derechos de las mujeres y de personas en estado de vulnerabilidad. Frases como: “la próxima víctima de femicidio puede ser tu madre, tu hija o tú”, destacaban en el plantón.

Pormenores

Los cargos

Ricardo Barrera, juez de Garantías Penales del Guayas, ordenó la prisión preventiva de Alberto Jalón por el delito de asesinato. El hombre deberá pasar a una cárcel.

Los féretros

Los cinco féretros donde reposaban los restos de Evelyn y sus cuatro hijos fueron donados por los dueños de algunas funerarias privadas de Guayaquil.

Las bóvedas

El Parque de la Paz le concedió a la familia cinco bóvedas para el entierro de las víctimas. A las cinco de la tarde de ayer fueron sepultados en el Camposanto de Pascuales.