Adios Jorge Vivanco

Lo conocí hace 20 años, cuando comencé a escribir en EXPRESO. Antes lo leí en otros medios. Me llamó la atención su erudición y el cúmulo de información, conocimiento y orientación que fluían de sus artículos.

Intelectual, profesor, escritor, periodista y analista. Sus escritos reflejaban los conocimientos del hombre con la sabiduría de los años y la experiencia del diarismo, que decía lo preciso y necesario. Sus ideas eran creídas, seguidas y comentadas. Su agudeza crítica le creó enemigos. Pero no temió ni vendió su pluma. Siguió siendo el periodista que admiramos y queríamos. Fue autonomista desde que escribió El puerto de Guayaquil. Combatió al centralismo y a sus creyentes.

La actividad comunicativa y accionar periodístico de Vivanco probaron que por el ser-hacer de los medios de comunicación (la prensa), la sociedad y la ciudadanía ven más allá de su entorno y transcienden la subjetividad. Por eso señaló que “es compromiso vincularse honradamente con la sociedad que ve a través del periodista”, que debe “tener ojos claros y aliarse con las buenas causas”. (18/03/2016)

En el contexto actual de asedio y acoso a periodistas y a la prensa libre e independiente por parte del correísmo, levantó con firmeza y apasionada honestidad su palabra crítica. Pidió que no callemos. Nos recordó que el poder es transitorio y los poderosos pasan porque sociedades y democracias son más grandes que ellos. Sabía que: “los ideales éticos son hipótesis de perfección” (Ingenieros), y los asumió en su vida periodística.

Tuvo la firmeza del periodista insobornable. Su antepenúltimo artículo refleja la fortaleza de la honestidad de quien no teme al poder ni a los poderosos. Dijo: “No estamos solos; nos rodean intereses, atentados contra las libertades individuales, tendencias, corrientes ideológicas, fuerzas pro y contra sistemas, etc., que sabremos vencer”. (14/02/2016)

Seguidor de Kapuscinski, supo por él que para el periodista el primer elemento es aceptar el sacrificio, segundo la profundización de los conocimientos, tercero no considerarlo como un medio para hacerse rico. Por esto supo también que “los cínicos no sirven para este oficio”.

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