Martina Plúas muestra cómo recogen el agua que sale con impurezas.

Un acuifero con sed

Irónicamente, no todos sus recintos están abastecidos del líquido vital por lo que el consumo lo hacen a través de succión de pozos profundos ayudados con bombas eléctricas.

El Chobo, el acuífero que dota de agua a cantones como Yaguachi y Durán, está ubicado en la parroquia del mismo nombre, en el cantón Milagro. Irónicamente, no todos sus recintos están abastecidos del líquido vital por lo que el consumo lo hacen a través de succión de pozos profundos ayudados con bombas eléctricas.

Para Vicenta León la vida en su natal terruño ha sido igual desde que tiene memoria. No dice con exactitud su edad, pero su frágil cuerpo y su cabello cano delatan que supera los sesenta, o setenta, “sin contar” dice con una sonrisa a la que le falta un par de dientes. Ella vive en Rayito de Luz, un recinto de la parroquia rural Chobo, en Milagro, separada geográficamente de Yaguachi por el río Chimbo.

Chobo figura como el primer poblado del país en tener energía eléctrica; allí se asentó el extinto ingenio Luz María, y para hacer funcionar las máquinas instaladas debieron colocar una red que dotó de electricidad al sector. El nombre de esta parroquia es también famoso porque dota de agua a sus vecinos, Yaguachi y Durán. Sin embargo, las redes no alcanzan para satisfacer a Rayito de Luz, y a otros dos recintos: Las Palmas 2 y La Cristalina 2, en donde los habitantes se abastecen de pozos profundos ayudados con bombas de succión.

En Rayito de Luz el agua que sale no es la más óptima, pero “es lo que hay”, dice Vanessa Rodríguez, una joven que habita en este caserío donde el alumbrado público tampoco alcanzó a llegar a todo el sector.

Con el agua que extraen pueden regar los sembríos, alimentar a los animales, bañarse y lavar la ropa; aunque la suciedad y el mal olor que suele acompañar al líquido no permite que esta sea utilizada con seguridad. Por ello la opción es comprar agua al poblado contiguo, el recinto Puerto La Chiquita (Yaguachi).

Desde la casa de Rodríguez es posible observar el tanque elevado de Puerto La Chiquita, de donde compra Rodríguez y varios de sus vecinos.

“Esa la usamos para el consumo, para tomar y cocinar, aunque la quisiéramos para todo, pero no nos alcanza el dinero para comprar más”, dice Martina Plúas, madre de seis hijos, quien cada día debe ‘inventarse’ la forma de lavar los uniformes blancos de sus hijos con esa agua “tierrosa” que cae de las mangueras conectadas a la bomba.

“Hay que lavar con limón. Aunque está caro, no importa porque nosotros le pedimos a una vecina que nos regale de su mata”, suelta sonriente Vicenta.

Esa vecina es Carmina Tutivén, la única de este sector que no utiliza los cítricos que produce para el lavado de la ropa y prefiere cargar con las tandas al río, pues considera que esa agua es mejor para ese menester.

“Yo bajo al río y ahí me pongo a lavar, prefiero eso a tener que estar echándole limón a la ropa, más trabajo, más tiempo”, dice mientras desgrana pichunchos cosechados al pie de la carretera que amenaza con socavarse.

Cuando el río crece por efecto del invierno, Carmina se ve imposibilitada de lavar allí, y recurre al agua de lluvia. “La recojo en tanques, esa viene más limpia que la que sale aquí”, dice la mujer, que habita en el lugar 20 de sus 48 años.

Ángel Hernández no se explica cómo un lugar que “se pudre” en agua no esté completamente dotando a los recintos de su jurisdicción. Se refiere a la parroquia Chobo que él preside.

Hernández lamenta que su tierra no haya sido atendida aún. “Tenemos para mandarle agua a Durán... imagínese, Durán... y no para los propios milagreños”, reclama.

El dirigente se refiere a que el Gobierno Municipal duraneño ejecuta desde hace tres años un proyecto para llevar el líquido desde Chobo hacia esa población, con una inversión de $ 35 millones que aún no termina de ver la luz, pues en el camino se han ido presentando inconvenientes como que las redes domiciliarias deben irse cambiando por la vetustez “no soportan la presión” con la que viene el líquido, según ha dicho la Empresa de Agua Potable de Durán. A ello, se ha sumado el discurso de que existen fugas y conexiones clandestinas.

La alcaldesa de Durán, Alexandra Arce, ha informado que se distribuye diariamente 43.000 metros cúbicos de agua hacia los 180.000 habitantes que cuentan con redes domiciliarias. De esa cantidad de agua, al menos el 50 % “se desperdicia”. Toda esa agua es llevada desde Chobo.

El 78 % de cobertura en servicio de agua

El cantón Milagro tiene el 78 % de cobertura del servicio de agua, informó esa dirección municipal. El líquido es tomado de pozos profundos de los acuíferos de El Chobo y Banco de Arena. Esta dependencia dijo a EXPRESO que cuando inició su administración no se encontraron los estudios para un Plan Maestro de Agua Potable. “Ni si quiera un catastro de las redes existentes en la ciudad”, indicó el funcionario Jean Lucero. Por ese motivo, dijo, se contrataron los estudios para un plan maestro de agua potable, el cual determinará las obras a realizase para la sostenibilidad de ese sistema.