9 de Octubre sombrio

Se ha dicho, y con razón, que la gloria de las grandes fechas nacionales es la luz que ilumina el porvenir. Cuando el país está viviendo horas tristes, el recuerdo de “la aurora gloriosa” debe ser aliciente para superar el pesimismo y volver a encontrar el camino hacia el progreso, sin poner en riesgo las libertades otorgadas un día como el de hoy, hace ya casi doscientos años, por la acción de los patriotas guayaquileños y americanos de entonces, rebelándose contra el colonialismo, continuando el ciclo de la independencia que culminaría en el Pichincha. En esa oportunidad se gritó: Guayaquil por la Patria y de esos días a los actuales la consigna permanece. En ocasiones, pareciera que la hemos olvidado pero, ahora debe resurgir con fuerza. Cabe que lo tengan presente las fuerzas oscuras que dotadas con los enormes recursos asaltados al patrimonio nacional han estado financiando el vandalismo, buscando con la desestabilización del actual régimen que sus actos de corrupción no se sancionen. Y también los ingenuos tontos útiles que a nombre de reclamaciones que podrían sustentarse con el diálogo le están haciendo un flaco servicio a la estabilidad democrática.

El Ecuador necesita paz creadora y Guayaquil debe seguir siendo vanguardia de ese propósito, inspirado en la gesta octubrina.