Actualidad

La 6 de Marzo es otro refugio de los desempleados

La recesión y el consecuente aumento del desempleo llevan a mucha gente directo a la calle de los monigotes: la 6 de Marzo.

Producción. Los monigotes se elaboran durante todo el año en el sector.

La recesión y el consecuente aumento del desempleo llevan a mucha gente directo a la calle de los monigotes: la 6 de Marzo.

Aunque en la tradicional calle, donde cada año se agrupan comerciantes, artesanos y compradores, existe un ambiente de incertidumbre por lo que será esta temporada, están llegando nuevos informales en busca de un espacio para vender y artesanos para confeccionar.

Desde la calle Huancavilca, los protagonistas son los entretenidos personajes de la serie animada Dragon Ball Z o figuras del Ídolo del Astillero, Barcelona. En esta zona, Roberto Chaguay alquiló un local para vender monigotes y aprovechar la época. “Cada año venimos a producir y vender monigotes y moldes que nos compran aquí y en otras provincias, en especial la Península. Ha aumentado el número de vendedores, porque la gente no quiere quedarse sin dinero este año, y ven la producción de estos muñecos como una opción para salir del desempleo”.

Daniel del Rosario hace treinta y ocho años inició la labor de constructor de muñecos. Comenta a Diario EXPRESO que vive un tiempo difícil. El terremoto fue uno de los causantes.

“A mí me compraban muñecos personas de Manabí, pero con el desastre natural todo se complicó. A pesar de ello, me han venido a comprar de Machala y Manta, pero solo de 10 a 15 muñecos. No quieren pagar lo que les cobraba anteriormente. Esto nos afecta porque los materiales han subido también el precio. Todo nos sube...”.

Ernesto Fernández tiene un taller mecánico transformado en una fábrica de monigotes en la calle 6 de Marzo y Gómez Rendón, donde trabaja con toda su familia. Manifiesta que este año habrá más competencia. “El número de personas que están haciendo monigotes aumentó de manera sorprendente por la situación que vive el país. Desde el mes de junio, vinieron a comprarnos los moldes para hacer los muñecos y venderlos en otros sectores, como el Suburbio de Guayaquil. Este año sí nos tocará esforzarnos para vender”.

Otros artesanos también manifiestan sentirse incómodos por el incremento de la oferta. Juan José Cruz manifiesta que “la cantidad de monigotes que realizan los principiantes, afecta el trabajo de expertos, porque tienen que reducir producción y precios, lo cual perjudica a los que llevan años”.