El 6 de Marzo de 1845, ahora

Me alegra que la masonería ecuatoriana exhiba señales poderosas de supervivencia y que así lo haga notar una reciente comunicación del Segundo Supremo Consejo Grado 33.

Ninguna institución puede vivir parasitando las glorias del pasado y dada la clamorosa ausencia de la voz de los partidos políticos que no se pronuncian con la claridad debida frente a los bochornosos sucesos que infectan la vida republicana del Ecuador, bien cabe que las entidades que están llamadas a ser vanguardias éticas ( la masonería una de ellas) lo hagan con toda la contundencia necesaria.

Los masones guayaquileños, que luego de la jornada gloriosa del 9 de Octubre de 1820, creyeron de su deber, con Olmedo, Roca y Noboa a la cabeza, darle otra fecha magna al Ecuador, el 6 de Marzo de 1845 decidieron acabar con la corrupción floreana con una revolución de profundo contenido nacionalista. Dicho movimiento fue continuado por otro masón como José María Urbina, él acabó con la esclavitud en nuestra patria. Hoy, cuando la corrupción asfixia la vida cívica dice el Supremo Consejo en carta al presidente Moreno: “Ante todos los hechos difundidos por los medios de comunicación que involucran a altas dignidades de la vida pública y que demuestran acciones de personas alejadas de todo comportamiento ético; hace patente su indignación y su preocupación y exige a las funciones del Estado una investigación profunda e imparcial y aplicar las mayores sanciones ejemplarizadoras dentro del debido proceso.”

Añade que: “se mantendrá vigilante de los hechos y solicita a usted, señor Licenciado Lenín Moreno Garcés...agote todos los medios democráticos que estén a su disposición, para que un proceso permanente, combata con firmeza a todo aquello que mancille la honra nacional.”

En efecto, se mancilla la honra nacional cuando algunos dirigentes de las funciones del Estado se ven involucrados en acciones más propias de la mafia que de personeros públicos, poniendo por los suelos la más mínima noción de ejemplaridad. Corresponde entonces que la masonería, tal cual las Iglesias, haga un llamado de atención y lo agradecemos.