2019

Si pudiéramos definir al año 2019, podríamos decir que es un año de expectativa electoral, con las elecciones seccionales a celebrarse en el primer trimestre del próximo año, y que será un termómetro para determinar las fuerzas políticas, no solo locales sino también nacionales.

Sin embargo es un hecho llamativo la cifra récord que han alcanzado las inscripciones de partidos y movimientos políticos, así como de candidatos para las elecciones seccionales de marzo, en las que se elegirán alcaldes, prefectos, concejales, consejeros y representantes de juntas parroquiales. Las cifras oficiales señalan un dato importante: si se compara el número de candidatos registrados en el año 2014 frente a la cifra alcanzada en los registros electorales para los comicios de 2019 se puede notar que se ha triplicado, un número récord atribuido a la calificación de las organizaciones políticas que fueron declaradas aptas para registrar sus candidatos. Hay más de una decena de candidatos a la dignidad de alcalde en ciudades como Guayaquil, Quito y Cuenca.

Más allá de las complicaciones logísticas que puedan presentarse para la implementación, así como para el escrutinio de las elecciones a celebrarse en marzo, este hecho llama la atención porque refleja una realidad en nuestra región, que nos llevaría a cuestionarnos si realmente priman las ideas y el debate de programas y proyectos, que seguramente los tienen algunos candidatos a las distintas dignidades, pero no todos ellos.

Frente a estas circunstancias es pertinente preguntarnos ¿qué responsabilidad tenemos los ciudadanos en estos procesos? La principal es votar bien, ya que la decisión correcta de quienes eligen a sus representantes está estrechamente ligada al desarrollo de la provincia, ciudad o comunidad donde viven.

Es decir que además de un año de expectativa, es un tiempo de responsabilidad y decisión que nos permitirá seguir adelante o estancarnos. Nos esperan grandes retos para nuestra sociedad y para cada uno de nosotros al asumir el compromiso de ser partícipes directos de la democracia y en consecuencia, del futuro. Quisiera concluir deseándoles un ¡feliz año 2019, estimados lectores!