Durante 15 años, Roberto Cachiguango se formó como aprendiz en una fábrica que elaboraba objetos de cuero. Hoy esa institución ya no existe, pero sí la tradición y habilidad que guarda consigo desde sus orígenes en Cotacachi hasta el actual emplazamiento de su taller en Conocoto, en el Valle de los Chillos.

Comenzó en 2019. Se caracteriza por diseños y colores que recuerdan a la cosmovisión andina y buscan un diseño ergonómico y elegante.

Su emprendimiento recibe el nombre de ‘Rocachic’, que es la unión de dos palabras kichwa: cachic, que significa sal, y roca es piedra. Y representa el gusto que él le pone a las confecciones que elabora. “La sal es un elemento esencial, si no hay sal no hay vida”, puntualizó el artesano.

“En la escuela de emprendimientos aprendimos a desarrollar la marca, mejorar la imagen y la entrega de mercadería”, mencionó. Cachiguango se formó mediante el programa de emprendimiento que impulsa la administración zonal Los Chillos.

“Muchos quieren dinamizar su economía. Se han quedado sin trabajo, tienen una idea y quieren vivir de eso. Nosotros les ayudamos a afinar”, explica Martha Molina, jefa de la Unidad de Desarrollo Económico.

El emprendedor vende su mercadería en puntos fijos y bajo pedido. Su éxito ha sido tal que ha exportado hacia los Estados Unidos y Canadá, sobre todo los maletines para computadoras y los soportes para mouse. Antes se vendía maletas, pero “por la pandemia ya no hay estudiantes y ha tocado buscar otras formas de subsistir”, detalló Cachiguango.

“Aquí en el Ecuador tenemos artesanos de calidad, pero hace falta capacitarnos”, finalizó con una sonrisa.