La noche llega y la gente comienza a caminar presurosa, mientras los comercios cierran sus puertas. En General Villamil Playas, la crisis energética, a decir de los ciudadanos, no ha hecho más que agudizar una problemática con la que conviven al menos desde hace unos seis años: la desatención por parte de las autoridades locales y de Gobierno.

Y es que el hecho de no tener luz se suma a la problemática de sufrir recurrentes cortes de agua potable, de no tener tampoco seguridad ni suficientes policías; de los negocios estar extorsionados y tener un espacio público, a juicio de residentes como Gia Lozano y Daniel Mendoza, ambos guayaquileños, deprimente.

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“El malecón está en pésimo estado, lleva dos años con maleza y piletas que no funcionan, la iluminación es escasa y tampoco hay parques ni sitios de ocio en el balneario. A esto se suma el problema de la basura, que nadie logra solucionar y, por supuesto, las calles con huecos y obras pendientes en zonas residenciales”, señala Lozano; quien tiene una casa para vacacionar en el lugar.

Fernando Espinoza Yagual, presidente de la Asamblea Local Ciudadana, manifiesta que al cantón lo han dejado solo con sus problemas de inseguridad, que se agrava ahora con la falta de luz y la amenaza de quedarnos sin agua. De hecho, desde el pasado 17 de abril el agua se va todas las noches por la baja de voltajes de energía eléctrica que no permite trabajar normalmente a la planta potabilizadora.

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“Las autoridades provinciales nunca han cumplido su promesa de ayudar a Playas. El 22 de junio de 2023, la dirección provincial del Consejo de la Judicatura del Guayas se reunió con las autoridades locales y los gremios. La Judicatura se comprometió a trabajar por la seguridad y la paz, y hasta se firmó un acta de compromiso con la Alcaldía, pero nada se cumplió. Semanas después vino el exministro del Interior Juan Zapata, quien prometió traer más patrulleros y policías, y tampoco cumplió con nada”, dijo Espinoza.

Desde hace más de tres meses, de hecho, en el balneario no hay jefe político ni comisario de policía nacional. “Es decir, no tenemos autoridad. ¿Hasta dónde hemos llegado? Lo hemos perdido ya todo. Absolutamente todo, hasta el turismo”, sentenció Pier Zambrano, dirigente de la Juventud del cantón.

Richard Nelson Castillo, presidente de la Cámara de Turismo, aseguró que para el fin de semana anterior apenas hubo un 10 % de reservas hoteleras, esto porque el turista pide comodidad, pero por falta de luz no hay aire acondicionado ni pueden ver TV, y por eso se van.

“Los turistas llegan por un día y no ocupan los hoteles. En seguridad, son pocos los policías que hay, incluso contando a los que integran la Empresa Pública de Seguridad SeguriPlayas, creada por el Cabildo, que sí hacen rondas. En Playas estamos llenos de problemas, pasa el tiempo y retrocedemos”, dijo el dirigente turístico.

En mayo de 2023, el alcalde Gabriel Balladares declaró al territorio en estado de emergencia por los crímenes que comenzaron a darse, pero esa declaratoria tampoco ha servido de nada.

Cuando llegan refuerzos policiales estos no tiene ni dónde dormir. La policía trabaja con un patrullero y una camioneta prestada y apenas hay 70 agentes para una población de 70.000 habitantes, confirma la institución. “¿Dónde está el estado de emergencia que no consigue los recursos entonces?”, cuestiona el economista Walter Maridueña, quien ahora trabaja medio tiempo porque la luz se va y sus recursos económicos se ven mermados.

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Frente a estos problemas, el pasado 12 de abril el Consejo de Seguridad municipal hizo un diagnóstico de la inseguridad y resolvió que en una reunión programada para los próximos días, cada gremio y las autoridades deberán llevar un proyecto de posibles soluciones para presentársela al gobernador del Guayas.

Algunas autoridades como Pablo Velásquez, quien fue jefe de la policía del Distrito Playas hasta hace apenas unos días, considera que el cantón debe tener al menos 3 patrulleros para recorrer los recintos de Engabao, San Antonio y Data de Villamil, que son parte de su circuito, además de unos 10 policías más, como mínimo; y un cuartel. El retén que tienen les resulta pequeño.

Para Alfredo Villacís, presidente del gremio de taxistas, y los representantes del sector turísticos, urge un centro de monitoreo y de atención de emergencia cerca de la playa, además de espacios públicos de entretenimiento en el corazón y los barrios de la ciudad.

Sobre estas sugerencias, el alcalde Gabriel Balladares se ha limitado a decir que analizará las estrategias en la reunión.

Pero a los habitantes, estas promesas o intentos de salir adelante no los convence. “No creo que pase nada, siento que lo ahora anunciado es una promesa más que será incumplida. Me apena perder este balneario. Es triste”, sentenció el dueño de una ferretería que fue baleada el pasado 11 de abril.

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