Rectitud en el inicio

Los candidatos que ofrecen ser un cambio a la mañosería que caracteriza a la clase política no hacen más que contaminar la decisión de los electores al elegir para su promoción estrategias que están fuera de la norma’.

Si para llegar a un cargo hay que ir cediendo favores en el camino, no será extraño que ya en el puesto de autoridad, esa misma moral flexible devuelva lo recibido. Sin importar que sea o no legítimo, incluso legal.

Mala señal lanzan hoy los candidatos a las alcaldías y prefecturas que, sin ser aún nada más que un rostro y nombre en promoción, justifican en sus planes el camino de atajos que están tomando. Los ecuatorianos poco podrán esperar de aspirantes a gobernantes que se saltan las normas, publicando sus caras en vallas fuera de la campaña electoral o usando su posición desde el púlpito público -con recursos públicos- para darse promoción. En un país hastiado por la corrupción, las gestiones por debajo de la mesa, el pago de favores y las relaciones personales contaminantes, eso es contaminar más la conciencia de los electores.

Nadie cree ya en la política, por culpa precisamente de quienes integran la clase política. Es tan evidente que todos los candidatos redundan en ofrecer un cambio al ‘statu quo’ que a todos asquea. El problema es que lo que ofrecen y difunden con mensajes y eslogan, lo emborronan con sus actos, estrategias y maniobras. Nada cambiará cuando nada está cambiando.