Editoriales

De dónde ‘pecata mea’

Llama la atención la capacidad de gasto e inversión de muchos funcionarios de elección popular que consolidan grandes fortunas.

“Sacristán que tiene cera, sin tener cerería, de dónde ‘pecata mea’ si no es de la sacristía.” Funcionarios públicos de elección popular que tienen sueldos conocidos, ubicables en el Presupuesto General del Estado, con los gastos propios de la manutención familiar, con los costos de la educación de sus hijos, ¿cómo es que de pronto, con cualquier motivo, tienen capacidad de viajar al extranjero, afiliarse a los más distinguidos clubes sociales, adquirir lujosos departamentos y transportarse en carros de alta gama? Sin duda, salvo que argumenten que se han sacado la lotería o recibieron alguna herencia, no tienen buena justificación para sus dispendiosos gastos.

Oportuno sería y los datos demuestran fuertes inconsistencias, mantener un esmerado control de las cantidades que pagan por concepto de impuesto a la renta. La lucha contra la corrupción tiene varios frentes, y hacerlo no significa únicamente vigilar que se respeten los fondos públicos, sino también impedir que se extorsione a los ciudadanos exigiéndoles un porcentaje de los montos de las obras que contratan con dichas autoridades, que por supuesto son presupuestadas con sobreprecio. Bien valdría entonces que los ecuatorianos observen estos comportamientos, y los sancionen, aunque solo fuere negándoles el voto.