El país entero debe reaccionar

Ese será el horizonte si la sociedad simplemente se acostumbra a la delincuencia y no asume su responsabilidad de luchar contra los factores que la desencadenan

Los ecuatorianos no pueden acostumbrarse a la delincuencia y a la violencia como forma sistémica de vida porque aquello tendrá consecuencias insospechadas para el país. No solo las instituciones llamadas a proteger a la comunidad no hacen lo suficiente, tampoco lo hacen los ciudadanos, que permanecen impávidos ante tanto desangre viralizado por medio de las redes sociales. No alzar la voz de protesta ante el azote de la delincuencia criminal y la violencia intrafamiliar, y no reclamar a las instituciones del Estado por descuidar la seguridad es contribuir a un futuro sin desarrollo y sin bienestar común. Ese será el horizonte si la sociedad simplemente se acostumbra a la delincuencia y no asume su responsabilidad de luchar contra los factores que la desencadenan, entre ellos la rampante corrupción. No es posible continuar tolerando a autoridades con grillete, ni a funcionarios con glosas, ni vandalismo sin sanciones, ni a una justicia politizada o manejada por mafias transnacionales. Otro factor es la pobreza, en la que, según estadísticas del año pasado, está sumida un tercio de la población. Los ecuatorianos deben exigir que el marco legal vigente permita una mayor generación de empleo y que el Estado provea educación de calidad. El país entero debe reaccionar.