Minusvalía en ciernes

Haber dado paso al desarrollo de más de un centenar de urbanizaciones cerradas y numerosos centros comerciales, sin que se haya concebido previo a ello un plan maestro está dando como resultado la saturación de la zona

Samborondón, la zona de mayor plusvalía del Gran Guayaquil, va perdiendo poco a poco aquello que la distinguió del resto de la urbe: la seguridad, que se ha visto afectada incluso con sicariatos; la tranquilidad, con el cada día más congestionado tránsito vehicular y el ruido descontrolado de sitios públicos y privados: y el verdor, que va cediendo espacio cada vez más al cemento, con la ampliación de su única vía de circulación, que trata de incorporar más carriles y retornos sacrificando los otrora parterres y veredas ricos en vegetación. El haber dado paso al desarrollo de más de un centenar de urbanizaciones cerradas y numerosos centros comerciales, sin que se haya concebido previo a ello un plan maestro que permita su crecimiento ordenado, con la infraestructura vial y de servicios necesaria para atender las necesidades propias del acelerado incremento poblacional está dando como resultado la saturación de la zona, con congestión vehicular a toda hora, que no se puede evitar optando por circular por vías paralelas o transversales pues estas no existen. Es indispensable pensar en soluciones que mitiguen el tráfico, considerando tal vez incluso opciones que miren hacia los ríos que rodean a La Puntilla y que se conecten con las nuevas áreas que se están poblando densamente en el sector de Ciudad Celeste y alrededores.