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Manabí, la ignorada

"Cuestionar desde lejos y una vez cada cuatro años la voz de una provincia es lo cómodo. Es juzgar los resultados de las votaciones sin haberse tomado la molestia de dar batalla y atención para ofrecer nuevos referentes"

Cómo indigna y sorprende en cada convocatoria electoral que Manabí elija y reelija el mismo color de partido para ocupar sus dignidades. La presidencia, la prefectura, los municipios. Arrasa siempre el mismo. Y el resto del país, atónito en cada convocatoria con un resultado similar, sigue sin comprender el porqué.

Claro, la respuesta no va a tocar a la puerta de cada tienda política. En Manabí no hay más referente que el que está instalado desde hace 15 años. Llegaron y se quedaron. No hay cómo elegir otra cosa si no hay alternativas. No hay cómo moverse de la casilla política si las miradas se tornan a Manabí una vez cada cuatro años y es para juzgar lo incomprensible de una decisión popular mayoritaria de sostener un régimen de gobierno pese a que se les llevó los recursos, la reconstrucción, los hospitales y la ventana de progreso.

Pero cuestionar desde lejos es lo cómodo. Ver para hablar. Porque entre llamado y llamado a las urnas, no hay quien entre al territorio y revuelva el ‘statu quo’ de los poderosos instalados, ni que ofrezca soluciones a los ciudadanos, ni que se exponga en una verdadera batalla, fuera de campaña, para que la situación cambie y para que haya nuevos referentes. Una vez cada cuatro años no es atención.