Impuestos gratuitos

No transparentar cómo usan los recursos de los contribuyentes los entes municipales, provinciales y estatales -ya sea a través de fundaciones- es decirle al ciudadano que pague y tenga fe en que nadie le robe el progreso que merece’

La idea de pagar impuestos no tiene sentido, ni práctico ni kantiano, si no hay una retribución del Estado para con el ciudadano. Es decir, ¿para qué pagar impuestos si ese deber cívico no se transforma en una mejora de la ciudad, del país y de los servicios públicos que reciben los ciudadanos? Si no hay ese resultado, es que el aporte de los ecuatorianos se está diluyendo por un punto de fuga corrupto.

El estado de descomposición de tantas prestaciones de hoy en día, como la Seguridad Social, los hospitales, las cárceles, la seguridad ciudadana, el tránsito y las carreteras entre provincias, la educación... está tan mermado que cobra más peso y razón de ser que nunca que las instituciones públicas estatales, provinciales y municipales sean rigurosas en su debida transparencia. Que rindan cuentas de lo que hacen con el dinero de los contribuyentes. Pero que lo hagan de verdad, no como el cumplimiento de una formalidad.

No hacerlo es una forma de decirle al ciudadano que siga pagando por gusto porque los recursos que ingresen al sistema serán canalizados, por ejemplo, vía fundaciones y que ahí comienza un camino de fe en el que solo cabe esperar que usen todo para el progreso colectivo y no para el de unos pocos particulares.