No más improvisación

"Su elocuente silencio ha sido la norma ante la ausencia de fiscalización, especialmente en la crisis sanitaria donde primaron las irregularidades en la compra de insumos médicos"

El tablero electoral va tomando forma y rostros conocidos aparecen en el imaginario social como apuestas de las organizaciones políticas ante el reto de sacar al país de una crisis económica y moral sin precedentes. Muchas de las tendencias muestran figuras implicadas en casos de corrupción que ven en sus posibles candidaturas una balsa de salvación para conseguir la inmunidad. Sin embargo, esas cartas de presentación revelan una incapacidad para convencer al electorado, desencantado por la falta de oportunidades a todo nivel, de que cuentan con propuestas reales que determinarán el futuro de la patria. Su elocuente silencio ha sido la norma ante la ausencia de fiscalización, especialmente en la crisis sanitaria, donde primaron las irregularidades en la compra de insumos médicos. ¿De qué pueden enorgullecerse aquellos que intentan volver al poder sin que se hayan hecho responsables del fracaso de un modelo que aún nos pasa la factura? ¿O será que apuestan por legitimar los sobreprecios en medicinas, el uso de recursos públicos en labores de espionaje, las megaobras que nunca funcionaron, pero que desangraron el presupuesto nacional? La falta de ciudadanía, al no exigir al menos coherencia a la clase dirigente, tendrá graves consecuencias para el Ecuador, que ya no aguanta más improvisación.