Editoriales

Hoja de ruta

Que el Ecuador es casi un paraíso terrenal, que hay que luchar contra la corrupción o que urge incentivar el empleo no dejan de ser simples enunciados vacíos de contenido.

El caos económico que se vive en el país, y que se acentuó tras meses de para obligatoria en el sector productivo por la pandemia de COVID-19, es más que una razón para exigir claridad a los candidatos en el próximo proceso electoral. Una de las condiciones más urgentes es la socialización de sus planes de gobierno, para incentivar el voto reflexivo y terminar con ese impulso de escoger dignidades según su peso mediático o farandulero. Pero sus propuestas deben ser más que simples declaraciones de principios, que usualmente caen en lirismos, en la obviedad, en la generalidad, solo para cumplir con el mero trámite de inscripción. Que el Ecuador es casi un paraíso terrenal que puede superar la crisis gracias a su producción agropecuaria, que hay que luchar contra la corrupción o que urge incentivar el empleo no dejan de ser simples enunciados vacíos de contenido, ya que no se dice cómo y en qué plazos se lograrán los objetivos. Ya pasó la época en la que bastaba una tarima como escaparate del histrionismo político para arrasar en los comicios. En la actualidad es vital que los postulantes digan claramente cuál será la hoja de ruta y hagan una proyección de su equipo de trabajo, pero sobre todo que transparenten sus finanzas.