Editorial: Trivial o tribal
Quien opta por la vida pública debe asumir que, junto con sus familiares, estará sometido al escrutinio de la colectividad
Resulta incomprensible que la entrevista a una madre que quiere ver a su hija cause tanto alboroto en una sociedad donde lo realmente importante, como los nombramientos de dignidades en la Asamblea de personajes que no han negado su vinculación con gente relacionada a bandas delictivas, o las dudas sobre pactos opacos por la ‘gobernabilidad’ tengan tan poco impacto cuando los problemas más graves que enfrenta son la inseguridad, la impunidad y la corrupción. Sorprende asimismo que se quiera dar tratamiento de tema de Estado a esa entrevista porque da a conocer a la progenitora de quien a partir de hoy desempeñará el rol de primera dama.
Este Diario no pretende ofender a nadie con sus publicaciones, no obstante, quien opta por la vida pública debe asumir que, junto con sus familiares, estará sometido al escrutinio de la colectividad, escrutinio al que también este medio de comunicación se somete día a día. Tampoco el desempeñar una actividad laboral decente debe ser causa de ignominia. El caso de la reina de España, que no ha escondido que su abuelo materno es taxista; o el de la princesa europea que jamás ha negado los orígenes modestos de una parte de sus ancestros ecuatorianos, son claros ejemplos que así lo demuestran. Una entrevista que no debió pasar de ser un tema trivial ha convulsionado a toda la tribu.