Editorial | Reorganización total

El país avanza peligrosamente por un camino que puede llevarnos a vivir situaciones similares a las de Haití

Tan grandes y visibles son las señales del alto riesgo de que Ecuador pueda llegar en algún momento a terminar en llamas como Haití, por el desmedido avance de la criminalidad y de la violencia, que es imposible que las diversas funciones del Estado no las vean como lo que son ni analicen el impacto que la inseguridad galopante tiene en la cotidianidad ciudadana y en la economía nacional.

El más de medio siglo de guerra interna de Colombia, con una infiltración del narcotráfico en la subversión y en la política, es el mejor espejo en el que puede reflejarse el país en estos momentos en los que se ha develado la podredumbre en el sistema de justicia y en los aparatos de seguridad, los cuales demandan una urgente y total reorganización. Tampoco hay que olvidar las matanzas de las bandas criminales, que encontraron en la migración y en el narcotráfico sus mayores fuentes de financiamiento y de crecimiento para tener el control.

De las urgentes y concretas acciones que se planifiquen y ejecuten, en el corto y mediano plazo, en el sector público y en el sector privado, va a depender que el país no viva los dolorosos acontecimientos registrados en Colombia y también en México por el narcoterrorismo, que ha llegado a las más altas esferas del poder político, porque financian las campañas.