Editorial: Los planes no son caprichos
El alcalde de Guayaquil y la prefecta del Guayas cumplieron dos años en funciones; les restan otros dos
Los planes son importantes. No es una cantaleta, ni una obsesión de nadie. Las planificaciones nos dicen hacia dónde vamos, qué herramientas necesitamos y el tiempo que nos tomará llegar a esa meta anhelada. El alcalde de Guayaquil y la prefecta del Guayas, ahora que cumplieron dos años en funciones y cuando les restan aún otros dos, deben presentarles a sus ciudadanos cuál es la ciudad y la provincia que esperan entregar o seguir administrando, de ser el caso, en el 2027.
¿Guayaquil tendrá al fin un sistema de transporte fluvial? ¿Cómo se va a solucionar el problema de la falta de parqueo en el centro de la ciudad? ¿Puede el alcalde hacer algo para el rescate de los equipos insignes de la ciudad: Barcelona y Emelec? Las dudas son muchas y todas son válidas, porque el ciudadano requiere respuestas.
Lo mismo con la Prefectura: ¿con el acuerdo con Cotopaxi, al fin se realizará el dragado del río Guayas? ¿Qué se hará para promover el turismo en las playas y otros atractivos de la provincia? ¿Cuáles son las obras urgentes en las que se está trabajando?
La planificación no es un capricho. Es necesaria. No debería ser vista como un mero requisito para llegar a un cargo público, sino como una guía hacia el futuro, que traspasa cualquier ideología política. No tener plan es como avanzar a ciegas.